Estado de México. Mitsubishi no se fue con medias tintas y puso a sus vehículos 4×4 en condiciones desafiantes con supuestos reales en rutas absolutamente complicadas.

Así fue como la marca japonesa se dio a la tarea de exigir a sus vehículos para corroborar las capacidades que les han construido buena fama, y que muchos desconocíamos de primera mano.

Montero Sport y L200 fueron las protagonistas de una numerosa caravana que se distinguía por la carretera, como si de una armada multicolor se tratara, se apreciaban mezcladas las SUV’s con las pickups con destino a Jilotzingo.

En cosa de metros, pasamos de la carretera a un asfalto cada vez más escaso hasta dar con terracería accidentada. Contrario a lo que fue la primera parte, aquí la velocidad quedó de lado para ser milimétrico en los cálculos y preciso con los pedales para librar los obstáculos.

Con mucha fortuna, estuvimos a bordo de Montero Sport. La comparativa para ver las diferencias de su comportamiento al ser una SUV que prioriza comodidad y enfrentarse a retos donde en el día a día no son parte de la agenda en México, pero que en contraste se encuentra frecuentemente con terrenos agrestes en regiones de medio oriente y africanas fue muy interesante.

Con descenso por roca y grava, caja reductora activada con el modo 4L, todo muy pausado y suave. La máquina hace todo el trabajo rudo; desde la cabina solo hay que dosificar la entrega de energía o contenerla.

Ríos de poca profundidad y riachuelos con un fondo inestable también se presentaron, pero Montero Sport nunca aflojó y lejos de quedar vapuleada por la exigencia, superó las húmedas pruebas.

Colina arriba en suelo liso, ideal para que cualquier cosa deslice. Las Mitsubishi Montero y L200 nunca se detuvieron y con cuatro personas a bordo, escalaron con temple gracias al control de tracción.

Una de las pruebas que más pericia, determinación y cálculo requirieron fue sortear agua y una subida de fango. Hubo que empujar un poco más con el acelerador, pero solo unos momentos para encontrar el trazo indicado sin atascar las llantas.

Para muchas personas que compran estos vehículos, resultaría enormemente sorprendente saber lo que sus vehículos hacen en situaciones en las que no imaginan estar; es decir, fuera del gran desempeño que realiza L200 para el trabajo pesado y donde podría ser exigida en terrenos parecidos, también es una pickup con la que se puede divertir mucho.

Claro está, para quien gusta de estas actividades, el performance que Mitsubishi logra con este par sin sacrificar una experiencia agradable en el habitáculo, es de reconocer.

La observación es innegable: Mitsubishi ha dejado en un segundo plano una actualización tecnológica para el interior y así, mantener un precio competitivo que haga voltear a muchos para elegir a alguno de sus exponentes. Porque, algo muy claro es que muy pocos podrían estar inconformes con la puesta a punto para el todoterreno que ha colocado en sus camionetas, con las que garantiza diversión de manera más asequible. Situación que deja a Montero Sport y L200 en una relación costo –  beneficio perfectamente equilibrada.

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