Quito. A seis meses del asalto a la embajada mexicana en Quito y el secuestro al ex vicepresidente Jorge Glas, en una carta, el comité internacional que aboga por su libertad pidió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que amplíe las medidas cautelares a favor del ex mandatario para que se cumpla con el estatus diplomático que implica este caso y se le otorguen acciones no privativas de la libertad.
El antecedente es que el 31 de diciembre de 2019 la CIDH concedió estas medidas a Glas en atención a sus padecimientos crónicos, pues eran urgentes tratamiento y atención médica, además, por el riesgo de muerte ante las amenazas que recibía dentro del centro penitenciario. Desde entonces, la CIDH ha solicitado que se informe constantemente sobre su situación de salud y de encarcelamiento.
Ayer, en rueda de prensa virtual, Sacha Llorenti, coordinador del Comité Internacional por la Libertad de Jorge Glas y ex representante permanente del Estado Plurinacional de Bolivia ante la Organización de Naciones Unidas, recordó que por pedido del Estado ecuatoriano se pospuso la visita de una delegación de la CIDH porque funcionarios del gobierno iban a estar fuera del país.
Además, aclaró que las medidas cautelares no son vinculantes a una visita. En ese sentido, reiteró que se puede actuar de manera urgente porque está de por medio la vida de Glas, y el Estado ecuatoriano no tiene la mayor intención de que se implementen.
Al mismo tiempo, ese comité reiteró que la defensa jurídica de Glas ha agotado todas las vías judiciales ordinarias en Ecuador sin obtener justicia. Para Llorenti, las medidas adoptadas por los tribunales, claramente motivadas por intereses políticos, han calificado de legal
y legítimo
el secuestro de Glas.
Afirmó que se trata de “un caso que se asemeja a los del ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y del fundador de Wikileaks, Julian Assange”.
En la práctica, este pedido intenta que el Ecuador cumpla con el asilo concedido por el gobierno de México a Glas, que se le conceda el salvoconducto otorgado por Suiza, y con ello mejore la salud física y sicológica del ex vicepresidente.
Denuncian que su vida está en riesgo
Tamara Lajtman, del Observatorio Lawfare, insistió en que la vida de Glas está en riesgo porque no tiene seguridad nocturna, ya que no hay nadie en las celdas contiguas. Incluso, denunció que el 1º de octubre le fue negada la visita de un médico internista que supervisa su salud.
Glas padece múltiples enfermedades crónicas (espondilitis anquilosante, hipertensión arterial, fibromialgia y gastritis crónica), además de graves trastornos mentales. A los pocos días de su detención arbitraria intentó suicidarse y luego comenzó una huelga de hambre prolongada. Su estado se ha deteriorado drásticamente, pasando de tomar tres medicamentos diarios en 2017 a más de 40 en 2024.