Una de las grandes tragedias del guion cinematográfico, según Paz Alicia Garciadiego, es que sólo existe cuando se realiza la película: “Si no se filma, es un coitus interruptus. Es horrible, pero ahí se queda, muere en el escritorio. Uno dice ‘tan bonito que estaba’ o ‘ya se lo comió la vida’; ya es obsoleto”.
La laureada guionista mexico-española presentó la edición en libro del guion de El diablo entre las piernas, que estrenada en 2019 es la más reciente cinta realizada en mancuerna con su esposo, Arturo Ripstein, una de las figuras determinantes del cine mexicano, quien asistió al acto efectuado en la Cineteca Nacional de las Artes.
En el umbral de sus 81 años, que cumplirá este 13 de diciembre, el director, productor, guionista y actor precisó que no tiene proyecto fílmico en puerta. Estoy arrastrando los pesares de la vejez, que ya es bastante trabajo
, respondió de forma amable a La Jornada cuando se le preguntó si trabajaba en alguna nueva película, tras aclarar que ya no concede entrevistas.
Durante la presentación de esa obra editorial, en la que participaron la escritora Ana García Bergua y el promotor cultural Nicolás Alvarado, Garciadiego destacó que si bien ésta no es la primera ocasión que publican un guion de su autoría, se trata del séptimo, sí es la primera en que lo hacen con el material que se utilizó tal cual en la filmación del largometraje, acompañado de stills y fotografías del proceso de rodaje, lo que en su opinión permite plasmar el universo de lo que es hacer una película.
“Los otros eran nada más el texto, y en esta edición de El diablo entre las piernas (de Ediciones El Milagro y Alebrije Producciones) lo que me encanta es la conjunción del guion con la película. Es una edición facsimilar del guion de traba-jo de Ripstein durante la filmación.
Se consignan los cambios y anotaciones que siempre ocurren en el rodaje, la eliminación de diálogos; mis diálogos suelen ser muy largos y, tiene razón Ana (García Bergua), no son realistas, suenan realistas, que es lo importante, pero no lo son. También están las escenas que se cambiaron e incluso de algunas secuencias. Eso permite que el lector sienta que el guion es un elemento vivo durante el rodaje, porque está sujeto a mil contingencias.
Entre otros temas, la creadora asumió que sus guiones son la antítesis
de lo que se afirma que debe ser un guion de cine, sobre todo por extenderse en las descripciones: “En las escuelas te señalan con el dedo y te dicen ‘esto no se pone, esto no va, los pensamientos ni los olores se filman’, pero yo lo hago por varias razones. Una, porque me gusta escribir, y la única manera de agarrar impulso es meterme en el lugar, irlo describiendo.
“Por otro lado, porque Ripstein filma en plano secuencia, lo que quiere decir que filma en tiempo real; por ejemplo, si pongo que alguien abre la cajetilla, enciende el cigarro y se lo fuma, el tiempo que lleva en la pantalla cuando se filma en plano secuencia equivale a lo que el actor hace en tiempo real, y entonces, en lugar de escribir ‘fuma’, a sabiendas del tiempo que le va a llevar a Ripstein hacer ese recorrido en plano secuencia, procuro hacer un guion que vaya más o menos siguiendo el tiempo que va a aparecer en la pantalla.
“De esa manera, nos hemos dado cuenta de que anotar las indicaciones, los estados de ánimo, los humores, incluso los corporales, le sirven a todo el equipo para formar una visión única. Pero, de ahí a que el guion tenga que seguirse a rajatabla, pues no.
Arengó a los guionistas a no dejarse castrar, porque describir es explayarse, es volverse parte de lo que estés escribiendo; entonces, si te constriñes, te están castrando
.
A lo largo de una relación de vida con Arturo Ripstein de 40 años, y una mancuerna creativa de un poco más de tiempo, las atmósferas de ambos son muy cercanas y están vinculadas, dijo, si bien no pudo responder de qué manera influyen en la elaboración de sus guiones las películas del cineasta.
No lo sabría, porque estamos muy imbricados desde el principio
, agregó, para luego aceptar que la tensión entre guionista y director siempre es natural. Contó que cuando hicieron su primera película juntos, El imperio de la fortuna, aún no eran pareja y tuvieron una desavenencia porque el director cambió las amplias dimensiones de la cantina que ella había descrito en el guion como un espacio de dos por dos metros.
“Me lanzó su mirada de Júpiter Tonante y me dijo que así era en su película y que me callara. Y aprendí que me callaba. En esa película también sufrí dolorosamente cuál es el papel del guionista dentro del staff: el segundo maquillista y yo estaríamos igualados.
Sí hay una fuerte tensión entre el director y el guionista. Ripstein y yo hemos logrado tener una buena relación. Diría yo que, cuando tenemos puntos de vista distintos, para preservar la relación profesional y lograr llegar a acuerdos, vamos a un lugar público, porque allí no se puede gritar, no se puede uno exaltar. Pero, la verdad, es que tenemos puntos de vista muy similares.