La última alfarera de San José Masiaca, pueblo ceramista de la etnia mayo, ubicado en Sonora, inaugurará este mes un horno construido con apoyo de la Escuela Nacional de Cerámica (ENC), el primero con el que contará esta comunidad, gracias a lo cual Juany Gámez, maestra ceramista, podrá enseñar a más jóvenes las tradiciones y técnicas que aprendió de su abuela.
Cuando tenía como siete años, mi abuela se dedicaba a hacer piezas de barro en su casa; eran sólo para uso doméstico, pero yo la observaba siempre y luego me dejaba hacer pequeñas piecitas. Es algo que me trae muchos hermosos recuerdos. Con el tiempo dejé la alfarería, pues me atraían otras cosas
, dijo en entrevista para La Jornada.
Ahora, Juany Gámez es madre, y junto con su esposo e hijos, se esfuerza para que esas técnicas heredadas por generaciones no se pierdan en el olvido, por lo que crearon un pequeño taller donde enseñan a los más pequeños las técnicas, el trabajo y el gusto por el manejo del barro y las figuras, en lo que podría ser una salvación para la técnica alfarera de ese pueblo.
La etnia mayo es conocida por su trabajo artístico para festivales emblemáticos, como el de la Danza del Venado que realiza el pueblo seri, en la parte sur de Sonora.
Vengo de una familia de artesanos; mi papá talla madera y mi abuela hacía cobijas de lana, y también era alfarera. Más que artístico lo hacían por necesidad, porque aquí se usaban mucho las tinajas, pero para mí es un orgullo poder seguir usando lo que mis abuelos me enseñaron
, expresó Gámez.
Sin embargo, el paso del tiempo fue implacable: Mi abuela murió y las señoras que también trabajaban la cerámica fallecieron hace unos cinco años, y a sus familiares no les interesó. Los jóvenes no ven este trabajo como algo redituable, por eso lo abandonan
, aseguró la maestra ceramista.
Pasó una década para que Juany Gámez retornara a la alfarería; poco después nacieron sus hijos y descubrió en ellos una fuente de inspiración que la hizo tener un nuevo enfoque en su labor.
“Me gustó mucho que mi trabajo haya llamado la atención de los niños; me recuerdan a mí.
Hay unos 30 pequeños en mi taller; como son muchos, los dividí en equipos, y hago que trabajen sus piezas juntos y se divierten jugando. Todos vienen contentos en sus bicicletas, con sus botellitas de agua, porque es casi un kilómetro de distancia el que tienen que recorrer
, relata contenta.
El taller está en el patio de su casa. Bajo un techo de madera y palma, los más pequeños aprenden los lunes y los jueves a manejar el barro: “Las mamás se dan cuenta de que los niños llegan emocionados a sus casas con sus piezas, hechas por ellos mismos; son muy creativos.
Cuando me lo cuentan, me da mucha alegría, porque las personas se están interesando nuevamente en la cerámica. Ahora hasta las mamás quieren aprender. Quiero que aprendan más de la cultura de nuestro pueblo y poner nuestro granito de arena para que puedan vivir nuestras tradiciones. Me siento muy orgullosa de lo que hacemos y de quienes somos
, comentó Juany Gámez.
Ella cuenta con el apoyo de su esposo y sus dos hijos, quienes también aprenden la cerámica: Mi niño tiene 14 años; él me ayuda a la extracción del barro, a buscar la leña; mi esposo prepara la quema que hacemos a cielo abierto y las piezas para la cocción. Todo esto es trabajo y vida en familia
, sostuvo.
La alfarera asegura que es fundamental “plasmar nuestra esencia como pueblo, porque eso hace que niños y adultos conozcan más sobre nuestras culturas. Me siento muy orgullosa de nuestras raíces y costumbres, porque son nuestra forma de vida.
“Dedico mis trabajos a ‘los de antes’. No quiero perder mis saberes, lo que me enseñaron mis abuelos, ya que de ellos heredé mis talentos; ahora, como comunidad, ya los tenemos más presentes, y hay que agradecerles por todo”, comentó.
La técnica mayo
La cerámica mayo se hace a partir de la mezcla de un polvo que se extrae de los nidos de las hormigas, barro rojo y negro; con eso se va dando forma a las piezas y se les realiza un bruñido; es decir, un tallado que les permite adquirir un brillo característico, y luego se les deja secar
; posteriormente, se llevan a quemar a un horno del que se obtiene la cerámica.
Para la quema, Gámez pone las piezas en un hueco en la tierra en el cual pone unas parrillas pequeñas, y las tapa con petates. Sin embargo, esta técnica pone en riesgo muchas de las piezas, porque es muy difícil calcular la cocción del barro, lo que ocasiona que el fuego rompa la mayoría de las piezas, sumado a las fuertes corrientes de aire que hay en Masiaca, lo que altera la temperatura y termina fracturando otras tantas, o que salgan crudas.
Un nuevo horno
Por las condiciones de la quema tradicional, realizadas en un horno a nivel de suelo, las piezas salen disparejas o sin una cocción adecuada. Por ello, Juany Gámez intentó ver otras opciones para elaborar uno nuevo. Fue entonces que se involucró la Escuela Nacional de Cerámica, que la apoyó para aprender a construirlo.
“Cuando me acerqué a ellos, siempre fueron muy amables, e inmediatamente mostraron interés en apoyarnos a buscar la forma de crear un horno; el problema es que son muy caros, tanto por los materiales como por la mano de obra.
La solución fue que nos propusieron aprender a construirlo nosotros mismos, y es maravilloso
, aseguró Juany Gámez.
Este nuevo horno facilitará dejar atrás las quemas a nivel de suelo, en las cuales se pierde gran cantidad de piezas porque no hay forma de controlar el calor durante la cocción.
Originalmente diseñado por el ceramista japonés Masakazu Kusakabe, aunque modificado y adaptado para la alfarería mexicana por el maestro Yusuke Suzuki, esta nueva instalación permitirá conocer más sobre la temperatura y hacer quemas de manera segura.
La edificación tiene, además, una gran y larga chimenea que deja que el humo salga a una altura considerable, lo que facilita una mejor ventilación con el paso del aire y que no llegue directamente a los pulmones de los alfareros; además, se les puede colocar un termómetro para controlar mejor el estado de cocción de las piezas.
Conocí a los miembros de la Escuela Nacional de Cerámica cuando estaban elaborando un horno para los miembros de la tribu seri; ahí les comenté sobre el trabajo de la cerámica, se mostraron muy interesados y se ofrecieron a apoyarnos con la edificación del horno; incluso, mi esposo fue con ellos para aprender a elaborarlo desde cero
, afirmó.
Juany Gámez aseguró sentirse muy entusiasmada, pues con este nuevo horno más personas se van a entusiasmar y vamos a revivir el arte de la cerámica juntos. Este proyecto es muy importante para mí, y espero que podamos generar más interés de las personas hacia esta disciplina
.
Según lo programado, será en este mes cuando por fin quede listo el horno para el taller de Juany Gámez, lo cual le permitirá hacer obras a un ritmo más acelerado y con mayor calidad. Esto ayudará a que la comunidad se acerque todavía más a la cerámica de Masiaca, lo que permitirá traer más recursos económicos y, al mismo tiempo, preservar su memoria histórica, todo dedicado a los de antes
, porque su herencia sigue viva.