Berlín. Miles de trabajadores alemanes iniciaron el martes huelgas en todo el país para reclamar mejoras salariales, agravando los problemas de unas empresas preocupadas por mantener su competitividad a escala mundial, ya que los elevados costos, la debilidad de las exportaciones y los rivales extranjeros merman sus puntos fuertes.
Las huelgas de los trabajadores sindicalizados de las industrias metalúrgica y de ingeniería eléctrica, que cuentan con casi 4 millones de empleados, afectaban a empresas como Porsche AG, BMW y Mercedes.
También esta semana, el gigante automovilístico Volkswagen podría anunciar el cierre de tres plantas en su país por primera vez en sus 87 años de historia, así como despidos masivos y recortes salariales del 10% para los trabajadores que conserven su empleo.
El empeoramiento de las perspectivas empresariales en la mayor economía de Europa ha aumentado la presión sobre el atribulado gobierno de coalición del canciller Olaf Scholz, que podría estar al borde del colapso antes de las elecciones federales del próximo año a medida que se amplían las grietas políticas.
Scholz celebrará el martes una reunión con líderes empresariales, entre ellos el jefe de Volkswagen, Oliver Blume, pero su equipo ya ha restado importancia a las expectativas de resultados rápidos. En una señal de la disfunción que vive el Ejecutivo, su ministro de Finanzas también anunció una cumbre por separado para el mismo día.
Alemania tiene un largo historial de “huelgas de advertencia” durante las negociaciones salariales, pero se producen en un momento en que los empresarios están cada vez más preocupados por el futuro. Un importante grupo empresarial dijo que una encuesta entre empresas apunta a que Alemania experimentará otro año de contracción económica en 2024 y que no habrá perspectivas de crecimiento el año que viene.
“No nos enfrentamos sólo a una crisis cíclica, sino a una crisis estructural persistente en Alemania”, dijo Martin Wansleben, director gerente de la Cámara Alemana de Comercio e Industria (DIHK), que realizó la encuesta.
“Nos preocupa enormemente hasta qué punto Alemania se está convirtiendo en una carga económica para Europa y ya no puede cumplir su papel de caballo de batalla económico”, afirmó, reclamando “reformas profundas”.
Otro sondeo de la asociación automovilística VDA sugiere que la transformación de esta industria en Alemania podría provocar la pérdida de 186.000 puestos de trabajo de aquí a 2035, de los que aproximadamente una cuarta parte ya se han producido.
“Cada vez está más claro que no hay lugar para interpretaciones: Europa -especialmente Alemania- está perdiendo cada vez más competitividad internacional”, indicó el informe de la VDA.
“El precio de la electricidad para las empresas alemanas es hasta tres veces superior al de sus competidores internacionales, por ejemplo de Estados Unidos o China. Alemania es un país con los impuestos más altos y las cargas burocráticas no dejan de aumentar”, señaló.
El gobierno logró algo de respiro con otra encuesta, en esta ocasión del instituto Ifo, que reveló la semana pasada que la moral empresarial mejoró más de lo esperado en octubre.
Las huelgas del martes fueron orquestadas por el poderoso sindicato IG Metall, que también organizó un paro durante el turno de noche en la planta de Volkswagen en la ciudad de Osnabrueck, donde los trabajadores temen el cierre de la planta.
IG Metall reclama un alza salarial del 7%, frente al 3,6% de aumento en un periodo de 27 meses que ofrecen las asociaciones patronales. Las empresas dicen que las demandas son poco real