La iglesia católica se sumó a la exigencia dirigida a las autoridades para garantizar la seguridad de la población y principalmente de los niños que también son víctimas, como ocurrió en Sinaloa el pasado 19 de enero, cuando un hombre de 41 años y sus dos hijos, de 9 y 12 años de edad, fueron asesinados a tiros.
El editorial del semanario Desde la Fe abordó el tema en su edición de este domingo y resalta que los niños “merecen gozar de las condiciones necesarias para vivir en alegría; requieren ambientes adecuados que les permitan alimentar la esperanza, hoy también mutilada por la violencia y los actos criminales”.
En tanto, durante la misa en la Basílica de Guadalupe, dedicada a los comunicadores, el cardenal Carlos Aguiar Retes, les agradeció por la labor que realizan para informar a la sociedad.
También recordó a los que han muerto a causa de su trabajo, así como “a los que están enfermos o viven alguna situación turbulenta en su vida”.
De igual forma, en las peticiones se incluyó a los periodistas y en particular a aquellos que han sido víctimas de la violencia.
En un mensaje antes de finalizar la ceremonia, Aguiar planteó: “México necesita de su valentía y entrega, conocimientos y capacidades” para transmitir la información en los diferentes medios de comunicación, incluidas las redes sociales; que “sean instancias que de paz y promuevan soluciones a todos los que viven sin esperanza”.
A su vez, el editorial de Desde la Fe subraya: “los niños son el presente y el futuro de la humanidad, el alegre porvenir que todos los actores sociales estamos obligados a cuidar y proteger como nuestro más valioso tesoro”.
Enseguida, la publicación editada por la Arquidiócesis Primada de México hace el llamado a las autoridades para “garantizarles entornos seguros, espacios para jugar, aprender, convivir y en los que no estén en peligro de ser reclutados por la delincuencia organizada o morir a manos de criminales”.
De igual forma exhorta a las organizaciones criminales para que rectifiquen y abandonen “la ruta equivocada del pecado”, por la cual no reparan en el daño y sufrimiento que causan sus acciones, especialmente a los niños.