La degradación de los suelos para los cultivos, la pérdida de ganados, los intensos incendios forestales, la disminución de la biodiversidad, la falta de agua y elevadas temperaturas, son factores que se han agudizado en el noroeste de México y el suroeste de Estados Unidos por la megasequía Norteamericana, que se enfrenta desde hace 25 años, y se han recrudecido con otros fenómenos naturales, como de La Niña, explicó Guillermo Murray Tortarolo, miembro del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad.
“Lejos de detenerse, el pronóstico es que estos (detrimentos) vayan en aumento”, pronosticó Murray a D, al destacar que esta sequía aún es resultado del cambio climático, ya cuyos efectos se han incrementado en los últimos años en esta región y a nivel mundial.
Señaló que el año pasado los impactos de la sequía se extendieron en casi todo México, pero en el verano, con la entrada de la temporada de ciclones y una fase neutral del fenómeno de El Niño, estos efectos se mitigaron por la presencia de lluvias, sobre todo en el sureste y el centro.
Sin embargo, su presencia continuó en el norte, ya que no alcanzó a entrar suficientes precipitaciones, sobre todo para los estados de Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Durango y Baja California. Indicó que a esto se sumó de 2021 a 2023 los efectos de fase activa de La Niña, que provoca la disminución de lluvias sobre el suelo, debido a que caen en su mayoría sobre el mar de Asia y el Pacífico.
Resaltó que para la temporada invernal 2024-2025 hay una presencia de La Niña muy leve, lo podría traer algunas lluvias de cabañuelas que beneficiarían a algunas regiones del país y a la recarga de presas.
Ante estos escenarios, resaltó que en el estado de California -que actualmente enfrenta fuertes incendios forestales- ya implementa plantas desalinizadoras de agua marina para consumo humano y agroalimentario, un tipo de medida que ya se debería de considerar para el país, sobre todo para el campo mexicano, al poner a Sinaloa como uno de los principales productores a nivel nacional.
Ante las crisis medioambientales, sociales y económicas, tanto a nivel mundial y local, que implican en la pérdida de biodiversidad, la inseguridad hídrica y alimentaria, los riesgos sanitarios y el cambio climático, la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés) llamó a atender todos los sectores de la población a atender estas crisis en conjunto.
“La biodiversidad es vital para satisfacer la creciente necesidad de alimentos, piensos, fibras y combustibles de la humanidad, protegiendo al mismo tiempo el planeta para las generaciones futuras”, QU Dongyu, director general de la FAO, en el informe de la IPBES.