A tres años de su creación, la Revista Maya de Geociencias –un canal de difusión y divulgación de ciencias de la Tierra– se ha consolidado como un puente para que académicos de Estados Unidos, México y América Latina formen una comunidad en la cual compartir experiencias, ideas e hipótesis sobre esta disciplina.
Así la valoró Bernardo Ignacio García Amador, profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y uno de los editores de esta publicación de tipo autogestiva, no lucrativa.
Al principio la considerábamos un foro donde colegas que deseaban explicar un tema de forma sencilla podían encontrar un espacio. Pero con el tiempo se ha convertido en un vínculo mediante el cual investigadores originarios de varias partes del continente han entrado en contacto y creado una comunidad
, dijo en entrevista con La Jornada.
El primer número salió a la luz en febrero de 2021 –en pleno confinamiento por el covid-19–, y hasta la fecha se han publicado trabajos de 11 países, con autores y coautores de 16 nacionalidades diferentes. La diversidad de articulistas ha dado a la edición carácter bilingüe (inglés/español).
Entre sus textos más leídos se encuentra Regreso a la Luna: Exploración y recursos
, en el cual los especialistas William A. Ambrose y Bruce Cutright, de la Universidad de Texas, abundan sobre las características de la geología del satélite.
El equipo fundacional está integrado por Claudio Bartolini, geólogo con 25 años de experiencia en minería y exploración petrolera; Luis Ángel Valencia Flores, académico del Instituto Politécnico Nacional (IPN), con 20 años de trabajo en proyectos de planeación y perforación de campos; y el propio García Amador, colaborador del laboratorio de paleomagnetismo del Instituto de Geofísica de la UNAM. Más tarde se unió Josh Rosenfeld, geólogo petrolero.
La pandemia fue un nicho de oportunidad; en lugar de ver dificultades, que claro que las había, queríamos proponer algo. Estábamos muy inquietos, nos reunimos por Zoom y nos preguntamos: ¿qué hacemos, qué hacemos? Hasta que dijimos: vamos a hacer una revista digital, gratuita, libre, con cero pretensiones
, contó el geólogo.
Desde entonces, se han difundido 40 ediciones de forma continua. Al principio, el equipo editorial armaba un PDF y lo compartía por correo electrónico a sus contactos, ahora cuentan con página web: https://revistamaya.com/.
Entre los textos que la integran, destacan: notas geológicas, semblanzas de pioneros de la geociencia, geofísica y geología, biografías de investigadores activos, y fotografías. También tiene espacios dedicados a la difusión de laboratorios, centros de investigación, convocatorias de concur-sos, y resúmenes de tesis de la UNAM y el IPN.
García Amador estimó que una sección muy relevante es la Caverna del Arte, donde los colegas que tienen una vena artística pueden expresarse. Los colaboradores que pintan, nos envían fotografías de sus cuadros; los que hacen poesía nos mandan sus versos; otros escriben cuentos, y los retomamos
.
Resaltó que el primer número de la publicación se llamó Chortís, en alusión a un pueblo indígena de Guatemala, El Salvador y Honduras. Sin embargo, para la segunda edición, decidieron cambiarlo por el actual. Queríamos que el nombre nos remitiera a lo que persiste en el tiempo y eso nos llevó a la cultura maya, además de que en geociencias a la Península de Yucatán se le conoce como el bloque Maya
.
El nombre alude a una cultura específica, asentada en una región del país, pero sus páginas no se limitan a ella, sino que se han abierto a diversos temas: transición energética (hidrógeno, litio, petróleo), y estudios planetarios (la superficie de la Luna, la atmósfera de Venus).