Moscú. El equipo de Aleksei Navalny, líder de la oposición rusa muerto en prisión este mes, lanzó este lunes la versión de que hubo una supuesta negociación para intercambiarlo por Vadim Krasikov, oficial de la inteligencia militar rusa condenado a cadena perpetua por asesinar en Berlín a Zelimjan Jangoshvili, ex comandante de los separaristas chechenos de origen georgiano, dando a entender que estaba próximo a alcanzarse un acuerdo y que por eso “lo mataron”.

Maria Pevchij, cercana colaboradora de Navalny, sin aportar ninguna evidencia que pudiera dar credivilidad a sus palabras, sostiene en un video en YouTube: “La noche del 15 de febrero recibí confirmación de que las negociaciones estaban a punto de concluir. El 16, asesinaron a Aleksei (Navalny)”.

Pregunta: “¿Por qué mataron a Navalny? A Putin le dejaron bien claro que la única forma de recibir a Krasikov era su canje por Navalny”. Según Pevchij, Putin tomó una decisión “irracional” guiado por “el odio personal” que le tenía al dirigente opositor.

En el mismo sentido, Kira Yarmish, quien ejercía funciones de vocera de Navalny, publicó en redes sociales: “Lo tenían que canjear literalmente en estos días. La propuesta estaba sobre el escritorio de (el presidente Vladimir) Putin”.

La noticia, ni desmentida ni confirmada por el gobierno de Alemania y que no mereció ningún comentario del vocero de la presidencia rusa, sorprendió incluso a conocidos adversarios del Kremlin que, como el famoso bloguero Rustem Adagamov, se preguntaron: “Si ya se había alcanzado un acuerdo para cambiar a Navalny por Krasikov, ¿para que ordenó Putin asesinar a una de las partes del canje? No hay lógica”.

En la entrevista que concedió a Tucker Carlson, ex presentador estrella del canal de televisión FOX, el preferido de los conservadores estadunidenses y seguidores de Donald Trump, Putin dio a entender que se estaban llevando a cabo negociaciones para intercambiar a Evan Gershkovich, corresponsal del Wall Street Journal encarcelado bajo cargos de “espionaje”, por “un patriota que decidió hacer justicia en Europa”, lo que permitió identificar con facilidad a Krasikov.

Otros inconformes con la política de Putin, como Vladimir Osechkin, fundador del proyecto Gulagu.Net, que tuvo que exiliarse en Francia tras hacer del dominio público imágenes de video de torturas a presos comunes en Rusia, están convencidos de que Navalny, cuyo regreso a Moscú se dio de manera voluntaria y consciente del riesgo que implicaba, no “hubiera aceptado ser canjeado por un sicario que envió Putin a Alemania con la misión de matar a una persona en particular”.

En relación con Navalny, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, respondió este lunes con un “no” rotundo otra pregunta: “¿Tuvo algo que ver el presidente Putin con el hecho de que finalmente se entregara a la madre de Navalny su cuerpo?”. Y añadió: “Nada puedo decir al respecto. Es un asunto que absolutamente no nos corresponde ni es prerrogativa nuestra”.

Desde que la madre recibió el sábado anterior el cadáver de su hijo en Salejard, centro administrativo de la región ártica de Yamal, aún no se sabe dónde ni cuándo será entrerrado.

Tampoco es claro si las autoridades van a permitir que haya una ceremonia de despedida y una misa de cuerpo presente en un templo de la Iglesia Ortodoxa (Navalny era creyente), que podrían derivar en una expresión multitudinaria de repulsa al Kremlin justo la semana en que Putin va a presentar su informe anual de gobierno ante las dos cámaras del Parlamento ruso.

El acto, que los operadores políticos de Putin concebían como parte importante de la campaña para su reelección a dos semanas de la cita en las urnas, está previsto para el siguiente jueves y, conforme se comenta, el funeral de Navalny, en la estricta intimidad o no, aún se negocia, no podrá tener lugar antes. Si esto es cierto, el opositor será enterrado el próximo fin de semana.

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