El proyecto Archivo de Cine Militante de Monterrey y su zona metropolitana ha reunido más de mil registros fílmicos e impresos de luchas obreras, por la tierra, estudiantiles y de solidaridad con el zapatismo elaboradas desde la década de los 70.
“El objetivo de este esfuerzo es reivindicar los movimientos sociales registrados entre 1970 y 1990 frente a un contexto marcado por gobernadores nefastos, carnitas asadas, y tenis fosfos-fosfos”, afirmó Edén Bastida Kullick, artista investigador que impulsa esta iniciativa junto con Jaime Sánchez Macedo, maestro en conservación de acervos documentales.
El archivo contiene material audiovisual en diversos formatos: películas, videos, diapositivas, folletos, revistas y afiches. Entre las películas más relevantes figuran: La experiencia viva, de Gonzalo Infante, donde se habla del movimiento obrero de Fundidora en los años 70; El Peticionario, de Gumaro Trujillo, proyecto inconcluso que documenta las acciones del Frente Popular Tierra y Libertad, y el largometraje Tierra y Libertad, del canadiense Maurice Bulbulian, un ensayo visual sobre la fuerza política del Frente en aquellos años.
Cuestionarse la propia historia
El proyecto surgió mientras Bastida Kullick estudiaba teoría e historia de las artes en Argentina. Al conocer la experiencia del cine político argentino, comencé a cuestionarme la historia de mi lugar de origen. Así que, en cada viaje a Monterrey, cada tres años, me dediqué a investigar sus causas sociales y a buscar el material audiovisual que las documentara
.
Al percatarse de que el registro estaba disperso, fragmentado y descontextualizado, Bastida Kullick se alió con Sánchez Macedo para organizar el material acumulado durante 17 años. En su selección, priorizaron definir el concepto de cine militante como “aquel que tiene como objetivo promover y apoyar movimientos sociales, políticos o culturales, antes que buscar fines comerciales o de entretenimiento.
Identificamos materiales creados por organizaciones sociales o militantes que quisieron dejar documentadas sus luchas. La excepción es el trabajo de Bulbulian, quien recibió financiamiento de su país
, detalló Bastida Kullick.
El equipo enfrentó varios retos como proyectos inconclusos y la negativa de algunos autores a incluir su material en esta clasificación. Sin embargo, lograron digitalizar el material con el apoyo del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) y el Archivo Fílmico Reyes. Ahora, analizan estrategias para facilitar su acceso a investigadores, estudiantes y público en general.
En busca de un espacio físico
“Nuestro propósito es ubicarlo en Monterrey, aunque aún no lo hemos concretado. Mientras tanto, organizamos proyecciones para exhibir el material y atendemos peticiones por correo: [email protected]”, informó el cineasta.
Bastida Kullick destacó que el archivo es una herramienta valiosa para reflexionar y nutrir debates sobre justicia social, memoria histórica y resistencia. Este esfuerzo también incluye la publicación Cascajos de memoria, un documento que detalla la metodología seguida para construir el acervo, con ensayos como: La imposibilidades del archivo militante
; Deslindes del archivo militante
; Tras las huellas del archivo militante
; Trayectorias del archivo militante
; Experiencia viva del archivo militante
y el epílogo: Militar la conservación del archivo
.
El futuro del proyecto contempla un enfoque multidisciplinario pa-ra reapropiarse de los materiales, creando nuevas piezas con fragmentos existentes.
Bastida Kullick también busca concluir El Peticionario en 2025 y consolidar registros sobre las visitas del movimiento zapatista a Monterrey en los años 90, además de explorar el material relacionado con el movimiento antiglobalizaciónde 2002.