Ciudad de México. La Arquidiócesis Primada de México sostuvo que mientras el mundo católico celebraba la Semana Santa, un hecho centró la atención mediática en México, la muerte de Camila, una niña de ocho años, y el linchamiento de los presuntos responsables de su fallecimiento en Taxco, Guerrero.

Se preguntó qué “necesitamos como sociedad para darnos cuenta de que al permitir estos hechos nos estamos destruyendo poco a poco” y señaló que este suceso pone en evidencia varios de los problemas que han fracturado el tejido social, que competen a las autoridades del Estado, a la clase política, a las instituciones de seguridad, y a los ciudadanos y a las familias.

En el editorial del semanario católico Desde la fe, dijo que “sobre nosotros, hemos puesto una lápida de egoísmo, de miedos y amargura, de sufrimiento y muerte, que le cierra el camino a la alegría y a la esperanza, que bloquea el espacio a un mejor futuro, que impide construir una sociedad en la que se priorice el bien común, que dignifique la vida, y que dé certezas a nuestros niños, adolescentes y jóvenes”.

Agregó que el “domingo de Resurrección nos recuerda que Jesús está vivo, igual que su mensaje” y nos recuerda que “ningún acontecimiento doloroso, egoísta y cruel, puede guiar nuestro camino, y mucho menos tener la última palabra en el destino de nuestro país”.

 

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