Ciudad de México. En 2026, el Museo de Arte Moderno (MAM) rendirá homenaje a Alberto Gironella (1929-1999) y pondrá énfasis en el surrealismo, informó Emiliano Gironella Parra, hijo del pintor, durante el conversatorio Viva Alberto Gironella, el surrealismo no ha muerto.
El acto, realizado la noche del jueves en el MAM, subrayó la relación del artista mexicano con este movimiento, que celebra su centenario, así como su vínculo con André Breton (1896-1966), fundador y líder de la corriente.
Emiliano Gironella compartió anécdotas personales y ofreció una reflexión sobre el surrealismo y su impacto en la historia del arte mexicano. Recordó cómo su padre estuvo marcado por la influencia de este movimiento a lo largo de su vida.
“A pesar de que mi padre no fue incluido en algunas exposiciones clave, como la que celebró los 100 años del surrealismo, él es unsurrealista esencial. La enseñanza que me transmitió fue la convicción de que esta tendencia cultural es una forma legítima de interpretar la vida y el arte.
“Alberto Gironella abordó el surrealismo mediante ‘la locura literaria’ y la ambivalencia que define a este estilo; además, evidenció cómo, para los surrealistas, el arte se convirtió en un medio para confrontar la vida misma.”
El moderador Fernando Gálvez destacó la relevancia de Gironella dentro del surrealismo nacional. Escritor, curador y crítico de arte, Gálvez colaboró en varias exposiciones sobre el pintor y subrayó la singularidad de su propuesta artística, que “no sólo siguió las tendencias de su época, sino que las transformó en un lenguaje propio que se conecta de manera única con el surrealismo”.
En su intervención, la historiadora del arte y curadora Silvia Vázquez compartió un valioso hallazgo de archivo relacionado con André Breton, en el que se confirmó el reconocimiento que Breton hizo de la obra de Gironella.
A través de su investigación, Vázquez puntualizó que, en 1965, Breton mencionó a Gironella como uno de los diez artistas más representativos de los últimos 20 años, hecho que demuestra la centralidad de Gironella dentro del surrealismo después de la Segunda Guerra Mundial.
“No es ninguna trivialidad que Breton incluyera a Gironella en este listado. Para Breton, el surrealismo era un medio para liberar la creatividad y la imaginación del individuo, y Gironella encarnó ese principio con su obra”, afirmó Vázquez.
La curadora añadió que pudo rastrear cómo las obras de Gironella fueron entendidas desde una óptica surrealista por Breton, quien veía en el mexicano un creador que, mediante sus piezas, reflejaba la irracionalidad y la belleza del inconsciente.
Dolores Montilla, experta en la historia del arte mexicano, se centró en el impacto de la relación de Gironella con Breton y cómo el surrealismo mexicano encontró un punto de anclaje en la obra del pintor.
“El surrealismo era una corriente artística, pero también un movimiento político. En el México contemporáneo, el surrealismo fue un acto de liberación, un espacio donde los artistas pudieron desafiar las estructuras ideológicas del momento, como el nacionalismo impulsado por los muralistas”, expuso.
Para Mauricio Maillé, curador y especialista en surrealismo, Gironella adoptó los elementos visuales del movimiento, además desumergirse en el método, en la lógica interna de esta corriente, que se basaba en la exploración del inconsciente y el juego con la irracionalidad.
“Gironella desarrolló su propio surrealismo, mucho más ligado a la realidad mexicana, que a las imágenes provenientes de Europa. A través de sus series sobre Emiliano Zapata y el zapatismo de 1994, desmanteló las narrativas heroicas oficiales para reinterpretar el pasado y el presente nacional”.
El conversatorio cerró con la participación de Emiliano Gironella Parra, quien reflexionó sobre la vigencia del surrealismo en el país. “México es un país que sigue siendo un ‘espléndido juguete fúnebre’, como decía André Breton. El surrealismo sigue vigente”, concluyó.