Moscú. En la primera entrevista a un periodista extranjero desde que ordenó invadir el territorio de Ucrania, el presidente Vladimir Putin envió al menos dos claros mensajes a los millones de seguidores de Tucker Carlson, ex presentador estrella de la cadena Fox y vocero de la ultraderecha que idolatra a Donald Trump: Estados Unidos debe dejar de armar y financiar a Ucrania y Moscú está dispuesto a negociar con Kiev el fin del conflicto, pero bajo sus condiciones.

Además, Putin dijo estar listo para cambiar a un “espía” estadunidense –el periodista del Wall Street Journal, Evan Gershkovich– por un “patriota” –el presunto oficial del FSB (sucesor del KGB soviético), Vadim Krasikov, condenado a cadena perpetua– que “ejecutó” a un ex comandante checheno (Zelimjan Jangoshvili) en Europa (en un parque de Berlín).

A lo largo de las dos horas y siete minutos (más o menos, una hora dedicada a Ucrania y la otra, a la relación con Estados Unidos) que dura la conversación que subió Carlson a sus redes sociales la madrugada de este viernes (por la diferencia horaria entre Washington y Moscú), Putin no dijo nada que no haya dicho, en repetidas ocasiones, al auditorio ruso.

Pero esta vez el receptor de su mensaje era distinto: el televidente estadunidense –aun en formato Internet y redes sociales–, conocedor de la enorme influencia del entrevistador entre el público de su país (no en vano, 14 horas después de emitida, más de 100 millones de personas habían visto la entrevista).

Entre los temas que quiso destacar el entrevistado un lugar especial merece –después de dedicar treinta minutos a repetir los “argumentos históricos” que, según él, demuestran que Ucrania nunca debió de existir como un Estado al margen de Rusia–, su intención, hasta ahora incumplida, de “desnazificar” Ucrania, una de las metas principales de su “operación militar especial”. Dijo que “hay que prohibir cualquier movimiento neonazi y deshacerse de las personas que tratan de mantener esta teoría y práctica”.

Al referirse a las negociaciones que se llevaron a cabo en Estambul en marzo de 2022, volvió a culpar de su fracaso a la presión de Estados Unidos y otros países de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), Gran Bretaña en particular, sobre Kiev para abandonar la mesa, cuando “se habían logrado serios avances, a partir de los gestos de buena voluntad de Rusia (el retiro de sus tropas de Kiev, Jarkov y Jersón, obligados por el ejército ucranio, de acuerdo con la versión de Kiev).

Afirmó Putin que Rusia esta lista a negociar el fin del conflicto, pero enfatizó que el presidente ucranio, Volodymir Zelensky, firmó un decreto que “prohibe negociar con Rusia” (en realidad, precisa el documento “negociar con Putin”), responsabilizando a su colega y “a los que lo incitan a combatir hasta el último ucranio”, en alusión a EU y sus aliados.

No aclaró, esta vez, que el Kremlin ha reiterado en numerosas ocasiones que sólo va a negociar si Kiev “reconoce la nueva realidad”, fórmula eufemística que implica aceptar la anexión por parte de Rusia de cuatro regiones de Ucrania o, lo que es lo mismo, la pérdida de cerca de 20 por ciento de su territorio.

Tarde o temprano, expresó el mandatario ruso, “nos pondremos de acuerdo y se restablecerán las relaciones entre nuestros pueblos”, pero la “plena normalización llevará mucho tiempo” porque “lo que está pasando (en Ucrania) es una suerte de guerra civil”.

En su opinión, el presidente de EU (Joe Biden) debería dedicar más tiempo a resolver los problemas de su país que a estar pensando en armar y financiar a Ucrania. “Querían lograr una derrota estratégica de Rusia, en el campo de batalla. Algo que me parece imposible, que nunca va a suceder”, acotó. Por eso, añadió, “¿no sería mejor ponerse de acuerdo con Rusia? A partir de que nosotros estamos abiertos para ese diálogo, siempre y cuando se entienda la sitación que se está configurando al día de hoy y que vamos a luchar por nuestros intereses hasta el final”.

Asimismo, acusó a la OTAN de engañar a Rusia al prometer que no se expandería hacia el este y recordó cuando, antes de cenar en el Kremlin, preguntó al entonces presidente Bill Clinton que le parecía si Rusia ingresaba a la alianza noratlántica. “Primero me respondió que sonaba interesante y, tras consultarlo con su equipo, señaló que era imposible”, indicó Putin. Quienes tuvieron acceso a documentos desclasificados de ese periodo de la relación bilateral aseguran que Rusia nunca presentó una solicitud formal de ingreso en la OTAN que implicara el compromiso de cumplir los estándares de la organización en cuanto a tipos de armamento y supeditación de mando.

Putin subrayó que no tiene preferencia por un inquilino de la Casa Blanca demócrata o republicano. “Si en la sociedad estadunidense va a prevalecer la idea de imponerse por la fuerza, sólo van a empeorar las cosas. Si en cambio se empieza a comprender que el mundo está cambiando por causas objetivas y hay que saber adaptarse a ellas a tiempo, usando las ventajas que todavía conserva Estados Unidos, puede que algo empiece a cambiar”.

A pregunta expresa de Carlson sobre por qué está detenido el periodista estadunidense Evan Gershkovich, Putin ofreció cambiarlo por Vadim Krasikov, sin mencionarlo por su nombre, calificando al primero de “espía” y al segundo, de “patriota” que mató a un “checheno sanguinario que mataba (en la guerra entre 1999 y 2009) a soldados rusos detenidos aplastando su cabeza con un coche”.

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