Madrid. En las calles y carreteras de España la tensión va en aumento. Por un lado, miles de agricultores, con sus tractores y su furia por la precaria situación en la que viven, y, por el otro, los agentes antidisturbios españoles, movilizados por el gobierno del socialista Pedro Sánchez para “evitar” el cierre de arterias de tráfico vitales e para impedir que las movilizaciones cierren las ciudades del país, como pretenden los agricultores.

El último saldo de las protestas masivas es de 19 personas detenidas, más de dos mil 700 identificadas y por tanto susceptibles de ser multadas, además de más de cinco mil a las que se les ha abierto un expediente administrativo por algún presunto delito o falta. De los enfrentamientos, el ministerio del Interior informó de un agente de la Guardia Civil herido por el impacto de una piedra.

Las protestas están generando nerviosismo en el gobierno español, que desplegó las fuerzas represivas en algunas zonas, una postura que contrasta con la los gobiernos autonómicos y municipales, donde tanto los partidos de izquierda, nacionalistas, independentistas o conservadores,en su mayoría apoyan sin fisuras al movimiento agrario.

El Ejecutivo español habló en voz de su vicepresidenta primera del gobierno, María Jesús Montero, que arremetió contra la “manipulación de la extrema derecha” en las protestas al decir que: “Parece un intento de manipulación que estoy convencida de que los agricultores mismos no van a permitir, pero tienen que estar alerta porque la ultraderecha quiere politizarlo y además hacerlo desde una posición antisistema, intentando impugnar el orden establecido e intentando sobre todo derrocar a Sánchez”.

El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, el socialista Óscar Puente, llegó incluso a la amenaza: “Ya ha llegado un punto en el que si lo que con esas protestas o esas manifestaciones lo que se hace es bloquear el país pues, obviamente, las fuerzas del orden tienen que actuar”.

Y así lo han hecho en numerosos puntos del país, sobre todo de Valencia, Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura, donde los agentes de la Guardia Civil se han enfrentado con los agricultores, generando tensión.

El ministerio del Interior informó que sólo en la jornada de este jueves se han puesto ya casi cinco mil denuncias administrativas que deberán pagar multas que oscilarán entre los 100 y los mil euros. Además informaron que los transportistas, uno de los sectores más afectados por las movilizaciones, estiman en 35 millones las pérdidas diarias por estas protestas.

Las protestas de los agricultores de este jornada fueron masivas y multitudinarias, entre otros motivos porque a las marchas con tractores y en las plazas de las ciudades se sumaron las principales organizaciones profesionales mayoritarias en el sector agrario (Asaja, COAG y UPA). Que coinciden en lo principal de las reivindicaciones del movimiento campesino, es decir en que se flexibilicen los requisitos de las políticas medioambientales de la Unión Europea, que en los acuerdos comerciales con otros países (México, Mercosur y Chile, entre otros) o se incluya la obligación de que sus productores cultiven en las mismas condiciones y que se aprueben más ayudas para paliar los efectos de la sequía.

Los agricultores también están preocupados por la muerte en cámara lenta de su forma de vida. Y los datos son elocuentes: hasta 75 mil autónomos dedicados al campo han desaparecido desde 2021, según datos de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos, que apunta que “la realidad de la España vaciada es cada vez más cruda y sin signos de mejora”.

En general, la crisis por la que atraviesa el sector primario ha llevado a la desaparición de más de cuatro mil autónomos de sectores que desarrollaban sus negocios en las poblaciones de menos de diez mil habitantes en España.

 

Además de en España, también hubo protestas multitudinarias en Italia, donde los agricultores llegaron hasta Roma y al festival de Sanremo.

En Roma están convocadas concentraciones en varios puntos de la ciudad, como la céntrica plaza de San Giovanni, organizada por la principal asociación agrícola Coldiretti junto a la basílica papal de San Juan de Letrán, o en el Circo Máximo, a los pies del monte Palatino, impulsada por Ancora Italia, que agrupa a ganaderos y agricultores.

En otras ciudades, como Milán , los agricultores llevan días protestando por las calles del centro, con marchas que llegaron a los pies de la catedral del Duomo, mientras que frente al puerto de Cagliari (Cerdeñae), está teniendo lugar una protesta iniciada hace seis días frente a las puertas de la Aduana.

Desde la organización ambientalista WWF, su responsable del programa de alimentos, Celsa Peiteado, expresó su compromiso con el medio rural pidiendo que se reconozca el valor de agricultores y ganaderos, al insistir en que el actual sistema agroalimentario “da muestras de su fallido funcionamiento y se ve incapaz de dar respuesta a los urgentes retos económicos, sociales y ambientales”.

“Nos preocupan las posiciones maximalistas, desde la crispación, que pretenden dar soluciones simples a problemas complejos, como al que nos enfrentamos. Nos preocupa que se cargue el peso de la culpa de la situación del campo sobre las políticas ambientales, con discursos que demonizan los compromisos sociales, económicos y ambientales de la Unión Europea, como el Pacto Verde Europeo y las estrategias de la granja a la mesa y de biodiversidad”, insistió Peiteado.

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