Madrid. “Somos extranjeros en nuestro propia tierra” o “Mi hogar no es un negocio” fueron algunas de las consignas que gritaron miles de personas en varias ciudades españolas para expresar su rechazo al modelo del turismo masivo, que provocó la degradación de las ciudades y parajes y el aumento de los insumos básicos para los nativos. El epicentro de la protesta fueron las Islas Canarias, donde más de ocho mil personas salieron a las calles en las ciudades de Tenerife, Maspalomas, Fuerteventura, Lanzarote, La Palma y El Hierro, pero también hubo concentraciones en Barcelona, Valencia, Madrid, Granada y Palma de Mallorca.

España es uno de los países con mayores índices de turistas al año, más de 94 millones, lo que representa más del doble de la población del país. Esta afluencia masiva se concentra sobre todo en las zonas urbanas más populares, como Barcelona, Madrid, Málaga, Valencia, Sevilla o Granada, pero también en los archipiélagos, que basan su economía en este sector en auge, como ocurre en las Islas Canarias y en las Islas Baleares.

Pero el “éxito” del sector turístico provoca a su vez una serie de consecuencias indeseables en la población autóctona, sobre todo en la más vulnerable por su nivel de renta. Por ejemplo, el precio de la vivienda se dispara, además de que se agudiza la escasez de departamentos de renta para las familias ya que la mayoría optan por el alquiler vacaciones, mucho más rentable en términos de ganancias económicas. Además el costo de la vida cotidiana se incrementa, con precios acordes para los turistas, la mayoría procedentes de otros países de la Unión Europea (UE) o de Estados Unidos y Canadá.

De ahí que una parte de la población esté harta y haya decidido salir a las calles para expresar su rechazo a “un modelo de desarrollo injusto e insostenible”, que “gentrifica nuestras ciudades y hogares”. Durante las protestas se escucharon consignas como “Somos extranjeros en nuestra tierra”, “Canarias no es un parque temático” o “Mi hogar no es un negocio”. Además de otros lemas ecologistas y de defensa del territorio, como “Menos Hoteles y más árboles”.

El manifiesto conjunto advierte además que “saldremos a las zonas turísticas porque allí es donde se materializa la injusticia que estamos denunciando y porque es allí donde queremos plantar cara al sistema que está destruyendo nuestras islas. Canarias tiene un límite y es en ese modelo donde se concentra la especulación, la construcción desenfrenada de hoteles y grandes infraestructuras, y la explotación de nuestros recursos naturales para beneficio de unos pocos”.

 

 

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