Cada año 300 mil adultos mueren de manera repentina en promedio, en el mundo. Representan 93 por ciento del total de individuos en quienes de manera inesperada, el corazón deja de latir, generalmente en lugares públicos y sin que hayan podido recibir ayuda como la reanimación cardiopulmonar o mejor, con un desfibrilador automático, afirmó la Sociedad de Medicina de Emergencia (SMME).

Advirtió sobre la necesidad de tomar medidas para que en los sitios con afluencia de más de 500 personas (plazas comerciales, estadios), exista personal capacitado en el uso de estas herramientas. La sobrevida aumentaría en 55 por ciento y habría menos secuelas neurológicas, pues por cada minuto que el corazón está detenido disminuye 10 por ciento la probabilidad de superar este tipo de eventos. De igual manera, si el afectado sobrevive, en el lapso que deja de llegar oxígeno al cerebro se provocan daños neurológicos que pueden ser irreversibles.

Daniel Sánchez Arreola, miembro de la SMME, explicó que cuando se presenta la muerte súbita, se cuenta con menos de tres minutos para ofrecer el auxilio a través de la reanimación cardiopulmonar o el desfibrilador automático externo.

La agrupación de especialistas en medicina de emergencia ha recomendado que mediante una regulación de observancia obligatoria en el país, se cree la figura de espacios cardioprotegidos. Esto es que en los lugares públicos de alto aforo que también son deportivos, aeropuertos y edificios administrativos, entre otros, se cuente con al menos, 30 por ciento de trabajadores capacitados en el reconocimiento de personas en riesgo de presentar el problema, así como en las maniobras de ayuda a los afectados.

Recordó que las enfermedades del corazón representan la principal causa de muerte en México con más de 200 mil decesos al año, de los cuales al menos 33 mil son ocasionadas por un paro cardiaco súbito y se estima que hay un subregistro del asunto.

Se trata de un desafío de salud pública si se toma en cuenta que la mitad de las personas que presentan una muerte súbita carecen de antecedentes de enfermedad cardiaca ni presentan síntomas.

A escala nacional, sólo en seis entidades existe una ley de cardioprotección, donde se incluye el trabajo en los lugares públicos. Son Yucatán, Morelos, Jalisco, Sonora, Sinaloa y Coahuila.

En otros estados se han realizado esfuerzos aislados pero todavía insuficientes: Aguascalientes, San Luis Potosí, Durango, Puebla e Hidalgo.

Arreola agregó que la estrategia requiere de un esfuerzo conjunto, a fin de contar con testigos voluntarios no médicos, quienes se encargarían de iniciar las maniobras de supervivencia, mientras llega el personal médico, así como de las autoridades sanitarias que impulsen políticas públicas en la materia.

La SMME recomendó la creación de un Registro Nacional de Paros Cardiorrespiratorios, a través del cual se pueda obtener información útil para la toma de decisiones sobre tratamientos y formulación de estrategias a corto y largo plazo. También señaló la importancia de retomar las buenas prácticas de otros países en este tema.

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