Moscú. La producción mundial de vino en 2024 se hundió 4.8 por ciento a 226 millones de hectolitros, la más baja desde 1961, informó John Barker, director general de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV).

“Este descenso se debe principalmente a condiciones ambientales extremas, como el calor y la sequía, así como a fenómenos meteorológicos imprevisibles en las principales regiones vinícolas del hemisferio norte y sur.

Además, en algunas regiones, esta baja producción refleja cambios en el mercado provocados por menores volúmenes de consumo.

El resultado es el menor volumen de producción mundial de vino desde 1961, cuando las heladas primaverales devastaron los principales viñedos de Europa”, comentó Barker en rueda de prensa.

Al mismo tiempo, el área de viñedos en el mundo descendió por cuarto año consecutivo, el año pasado 0.6 por ciento más, hasta 7.1 millones de hectáreas.

España sigue siendo el primer país del mundo en superficie de viñas, con 13 por ciento del total mundial, seguida de Francia (11 por ciento), China (11 por ciento), Italia (10 por ciento), Turquía (6 por ciento) y Estados Unidos (5 por ciento).

Entre estos países, solo Italia registró un aumento del área de sus viñedos, señaló Barker.

Italia volvió a ser el primer productor mundial de vino el año pasado, con un aumento de 15 por ciento, a 44.1 millones de hectolitros, desplazando a Francia, que vio caer su producción un 24 por ciento, hasta 36.1 millones de hectolitros.

Al igual que el año anterior, España cierra el top tres con una producción de 31 millones de hectolitros, 9 por ciento más que el año 2023, seguida de Estados Unidos (21.1 millones, un descenso de 17 por ciento, y Argentina (10.9 millones, un incremento de 23 por ciento.

Al mismo tiempo, la producción de la bebida disminuyó más en Brasil (-41 por ciento) y Moldavia (-40 por ciento), y aumentó más en Georgia (27 por ciento) y Argentina (23 por ciento).

Además, el consumo mundial de vino siguió retrocediendo por tercer año consecutivo, situándose en 214.2 millones de hectolitros, el más bajo desde 1961.

Presiones inflacionarias y cambios generacionales, entre los factores que afectan la demanda

Barker lo atribuye a las continuas presiones inflacionistas y a la incertidumbre del mercado, que afectaron a los precios y a las preferencias de los consumidores.

“También seguimos observando los efectos de un declive a largo plazo del consumo en varios mercados maduros, que se ha visto condicionado por el cambio en las preferencias de estilo de vida, la evolución de los hábitos sociales y los cambios generacionales en el comportamiento de los consumidores”, agregó el jefe de la OIV.

Según la organización, 15 de los 20 mayores mercados del mundo experimentaron un descenso del consumo respecto a 2023. Los descensos más graves los registraron China (-19 por ciento), Rumania (-11 por ciento) y Brasil (-10 por ciento).

En cinco países, la demanda de vino, por el contrario, aumentó, sobre todo en Hungría (7 por ciento) y en Rusia (2 por ciento), así como en España y Portugal (ambos con un incremento de uno por ciento) y en Italia, con un ligero repunte de 0.1 por ciento.

Las exportaciones mundiales de vino, por su parte, cayeron el año pasado a su mínimo desde 2010, con 99.8 millones de hectolitros, y los precios del vino se mantuvieron en niveles históricamente altos, con un promedio de 3.6 euros por litro.

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