Moscú. Los resultados de los comicios presidenciales y del referendo constitucional el domingo anterior en Moldavia –el país más pobre de Europa, surgido de la antigua Unión Soviética, incrustado entre Rumania y Ucrania, con una región, Transdnistria, que se declara independiente, y cuya población se divide entre quienes aspiran a integrarse en la Unión Europa y los que quisieran seguir igual o incluso formar parte de Rusia–, dejaron este lunes un sabor agridulce en la principal promotora de la cita en las urnas, la presidenta Maia Sandu, que buscaba un espaldarazo a su apuesta europeísta.

Conocidos los resultados finales del escrutinio –que como se esperaba dieron un vuelco al computarse los votos emitidos en el exterior por los cientos de miles de moldavos que trabajan en países europeos, desplazando la tendencia contraria al gobierno que marcaban los sufragios del interior de la república, identificado más con Rusia–, Sandu sacó el mayor número de respaldo, 42.20 por ciento.

Sin embargo, aunque obtuvo 16 puntos más que el siguiente aspirante, el ex fiscal general Aleksandr Stoianoglo, postulado por el Partido Socialista cercano a los intereses de Moscú, con 26.16 por ciento, el resultado de Sandu no fue suficiente para ser relegida al no alcanzar el mínimo requerido de 50 por ciento más uno y, por tanto, la presidencia moldava tendrá que decidirse en segunda vuelta, el 3 de noviembre siguiente.

Sandu tampoco consiguió un apoyo abrumador al ingreso de Moldavia en la Unión Europea, pero no se impuso el No que promovían sus adversarios. Se propuso a los moldavos responder a la pregunta: “¿Está usted de acuerdo en modificar la Constitución con el fin de que Moldavia se adhiera a la Unión Europea?”. Se aprobó la iniciativa con apenas 50.29 por ciento de los votos depositados frente a 49.71 de sufragios en contra.

Esta ínfima diferencia en favor de la posición del gobierno puso de relieve que la sociedad moldava está dividida y no es unánime el deseo de integrarse en Europa, igual que fracasaron tanto el equipo presidencial al querer llevar a las urnas a sus seguidores para lograr una victoria demoledora como las encuestadoras que vaticinaban una ventaja de más de 30 puntos a la iniciativa de Sandu.

Debido a esto, la actual presidenta acusó a sus adversarios –“grupos criminales”, los llamó– de interferir “desde Moscú” en la votación del domingo. Aseguró que el controvertido magnate Ilon Shor, refugiado en la capital rusa después de ser imputado por estafa y robo multimillonarios, creó un esquema fraudulento para “comprar 300 mil votos” en Trasnistria, Gagaujzia y otras zonas pro rusas, supuestamente con 15 millones de dólares depositados en bancos de Rusia, y que el Kremlin destinó “100 millones de euros” para boicotear el referendo para incluir en el preámbulo de la Carta Magna la aspiración de los moldavos a ser parte de la Unión Europea.

Desde el otro extremo, el vocero de la presidencia rusa, Dimitri Peskov, reaccionó diciendo que los resultados de los comicios presidenciales y del referendo en Moldavia “dejan muchas preguntas” y dio a entender que “hubo anomalías durante el conteo de votos en favor de (la presidenta Maia) Sandu y de la integración europea”, así como que no se permitió a la oposición participar en igualdad de condiciones en la campaña electoral.

Para Peskov, “no estaría mal que ella (Sandu) explique el gran número de votos en contra de la política que practica. ¿También son grupos criminales? ¿O ella tiene en cuenta que todos los ciudadanos moldavos que no la apoyan se asocian a grupos criminales?”.

Los seguidores de Aleksandr Stoianoglo, el segundo mejor votado, se preguntan cómo pudo revertirse la tendencia que, con cerca de 90 por ciento del escrutinio, apuntaba a que la mayoría de los votantes estaban en contra de la integración en Europa, pero la Comisión Electoral Central, máxima autoridad en la materia, afirma que los votos procedente del exterior de último momento inclinaron la balanza hacia el otro lado.

Al margen de si el balotaje del 3 de noviembre confirma la reelección de Sandu, el futuro de Moldavia –opinan los expertos– se decidirá en las cruciales elecciones legislativas de la primavera próxima.

Una estrecha mayoría votó “sí” en el crucial referéndum en Moldavia sobre la integración a la Unión Europea, muestran resultados casi finales, luego de que la presidenta Maia Sandu dijo que la elección fue empañada por interferencia exterior. Vía Graphic News

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