Guadalajara, Jal. El escritor sonorense Ricardo Solís (Navojoa, 1970), autor de una veintena de títulos de poesía, ensayo y novela, presentó en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara su más reciente libro: Lector delegado. 52 textos para acercarse a la novela, en el cual busca mostrar “las costuras” del género que le sigue pareciendo el más vasto en literatura, para exponerlas a la luz pública en una recopilación de sus propias reseñas literarias seleccionadas de su trabajo como periodista cultural

Solís, ganador en 2006 del Premio Nacional de Poesía Tijuana por su La luz abandonada y del Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde en 2005 por Tonos de lo claro, durante muchos años ha ejercido también el trabajo periodístico cultural en diarios sonorenses y como corresponsal de La Jornada, además de revistas digitales, labor de la cual extrajo las 52 reseñas escogiendo entre más de 100 a partir de 1999.

“Es una selección de textos que tienen que ver con novelas, algunas poco conocidas, salvo raras excepciones como La Feria de (Juan José) Arreola. Son reseñas que me gustaron en el sentido de que podía generar -desde mi perspectiva- una lectura de conjunto para alguien que se quiera acercar al género novelístico para descubrir cosas en él, no para hacer ninguna lectura académica ni nada, sino una especie de acercamiento disfrutable a las historias”, resume.

El periodista añadió que no existe un hilo conductor en su selección en cuanto a temáticas, pero sí tiene que ver con las formas, pues la mayor parte de sus reseñas tienen un sentido descriptivo.

La pertinencia de Lector delegado, continuó, tal vez radica en que desde hace décadas se ha comenzado a cuestionar la existencia misma de la novela, por autores como lo hizo el novelista Philip Roth antes de morir y por eso escogió estar “del otro lado”, es decir, confiar en que las historias van a seguir gustando aunque evolucionen los formatos y los distintos acercamientos a ese género.

“La novela se va a transformar, indudablemente, pero no creo que vaya a morir. Claro, me puedo equivocar, se puede morir mañana, pero creo que no”.

-¿Qué tan necesaria es una, digamos, didáctica de la novela, un intermediario?

-No sé, yo dije que a lo mejor, pero creo que una lectura de conjunto, una serie de en este caso de reseñas, puede ofrecernos una lectura entretenida. Y una lectura entretenida puede decirnos cosas y si esas cosas nos sirven pues está cumpliendo una función semejante. Pero no quiero decir que sea necesaria una didáctica de la novela. Creo más bien en el lector que se acerca a las historias por atracción placentera y el libro es como contar un poco para ver si te seduce la historia final. Y yo creo que como todos tenemos cierto germen de mitoteros.

Además de la presentación de su libro recopilatorio, editado por Keli Ediciones, Ricardo Solís este año volvió a retomar su camino poético con la publicación de Cosas que ya parecen de polvo, de las editoriales Neotraba y Mamborock, el primer poemario en once años y el número 17 en su trayectoria literaria.

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