Madrid. Pausado y sereno, Joan Manuel Serrat recordó en la ceremonia en la que recibió el Premio Princesa de Asturias de las Artes sus orígenes humildes, su familia –todo lo bueno que hay en mí, viene de ahí–. Antes de cantar por sorpresa una de sus composiciones más míticas, Aquellas pequeñas cosas, el poeta barcelonés dijo: no me gusta el mundo en que vivimos: hostil, contaminado e insolidario, donde los valores democráticos y morales han sido sustituidos por la avidez del mercado, donde todo tiene un precio.

A sus casi 81 años, Serrat acudió a recibir uno de los galardones más importantes de su carrera, que es finalmente el reconocimiento a una larguísima trayectoria como poeta y artista comprometido con la libertad y la democracia. Vestido de negro íntegro, con su mirada de hombre bueno, Serrat pronunció un discurso que hizo vibrar al auditorio: Como ven, soy un señor mayor tirando a viejo. Vengo de una larga posguerra y de una familia humilde que me dio lo mejor que podrán hallar en mí. En el camino azaroso fui encontrando las razones para seguir adelante y con el impulso de los sueños llegué hasta aquí. Soy una persona que se siente querida y respetada, a la que le gusta su oficio. Cantar y escribir canciones. Soy un hombre partidario de la vida.

Y de ahí parafrasea algunos de los versos que ha cantado a lo largo de su vida: prefiero los caminos a las fronteras, la razón a la fuerza y el instinto a la urbanidad. Y añadió: soy un animal social y racional que necesita del hombre más allá de la tribu. Creo en la tolerancia. Creo en el respeto al derecho ajeno y el diálogo como la única manera de resolver los asuntos justamente. Creo en la libertad, la justicia y la democracia. Valores que van de la mano o no lo son.

De ahí que, reconoció, tal vez por eso no me gusta el mundo en que vivimos: hostil, contaminado e insolidario, donde los valores democráticos y morales han sido sustituidos por la avidez del mercado, donde todo tiene un precio. No me gusta ser testigo de atrocidades sin unánimes y contundentes respuestas. No me conformo al ver los sueños varados en la otra orilla del río. ¿Cuándo llegará el tiempo de vendimiar los sueños?, me pregunto de mala gana, al ver partir a los amigos sin cosechar.

Serrat también mostró su condición de hombre justo y agradecido y dedicó unas bellas palabras a su esposa y compañera durante décadas, Candela Tiffón, y a su familia y amigos: Sobre todo quiero agradecer a mi mujer haberme permitido compartir la vida con ella. Gracias a mis padres que me la dieron y a mis hijos y a mis nietos que son mi mayor orgullo. Gracias a los que han hecho suyas mis canciones y a todos los que desde los cuatro puntos cardinales se alegran conmigo al ver mi nombre unido a la rotunda lista de galardonados con este premio. Después, acompañado de la violinista Úrsula Amargós, Serrat tomó el micrófono y cantó lentamente, como acariciando cada estrofa, ese himno suyo de varias generaciones: Aquellas pequeñas cosas.

Durante la recepción de los galardones también tomó la palabra la documentalista, cineasta y activista iraní Marjane Satrapí, quien fue reconocida en el apartado de Comunicación y Humanidades. En su discurso advirtió: durante mucho tiempo he creído que la clave para que cualquier ser humano pudiera vivir con dignidad, para que nunca sufriera brutalidad o humillación por su sexo, su etnia o su color, era la educación. ¿Pero no tenía Goebbels un doctorado en filosofía? ¿El doctor Mengele no había hecho el juramento hipocrático? ¿Estaremos equivocados cuando definimos educación? Quizás antes de educar a nuestros hijos para que tengan éxito económico y social, debiéramos enseñarles que el verdadero éxito radica ante todo en el humanismo.

Mientras, la poeta rumana Ana Blandina, también galardonada en el apartado de Letras, señaló que la poesía es otra forma en la que podemos salvarnos. Lo que nos salvó del miedo, el odio y la locura ¿no puede salvarnos hoy de la soledad, de la indiferencia, del vacío de fe, del consumismo y de la falta de espiritualidad? El asentamiento de la poesía es un vínculo con lo demás en un mundo secularizado, tecnificado, informatizado y globalizado. Sin la poesía todo sería menos bello y menos bueno.

Durante la ceremonia también fueron premiados Carolina Marín, Deportes; Michael Ignatieff, Ciencias Sociales; Daniel J. Drucker, Jeffrey M. Friedman, Jens Juul Holst y Svetlana Mojsov, Investigación Científica y Técnica; Magnum Photos, Concordia; y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), Cooperación Internacional.

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