Una multitud de casi 300 mil asistentes, según cifras oficiales, celebró la llegada de 2025 en el Ángel de la Independencia, convertido en una colosal discoteca móvil. Alegría desbordante, emociones intensas y un cúmulo de buenos deseos invadieron la noche del 31 de diciembre.

PolyMarchs, agrupación de diyéis reconocida por su influencia generacional, ofreció un concierto electrizante de cuatro horas. Sus sonidos atemporales, que van desde los clásicos de los años 80 hasta los compases contemporáneos, se fusionaron a la perfección, provocando una euforia colectiva.

Las primeras notas de Your Love de Lime hicieron que los espectadores se entregaran al ritmo del high energy. A medida que avanzaban las melodías, se sumergieron en un éxtasis colectivo, mientras otros remixes, como Runaway (With My Love) de Tapps intensificaron la fiesta con su ritmo incesante.

La velada estuvo impregnada de rituales de fin de año que reflejaban las creencias y supersticiones de los presentes. María Fernanda Pérez, de 27 años, llegó desde las 14 horas para apartar un buen lugar con mis amigas y aprovechó para compartir su tradición personal.

Dicen que la ropa interior roja atrae el amor, la amarilla el dinero, pero este año elegí la verde porque deseo salud y estabilidad, comentó mientras se preparaba para la celebración.

Rodrigo Alvarado, de 34 años, lució un gorrito navideño con luces intermitentes, así como una pulsera con dijes de herraduras y tréboles, regalo de su abuela. Es un amuleto que, según dicen, aleja las malas energías. Además, encenderé una vela blanca porque quiero encontrar un trabajo que me apasione el próximo año, explicó.

A las 10 de la noche comenzó la presentación, aunque el despliegue técnico ya había cautivado a los espectadores horas antes. Con mil 300 luces, 75 láseres y una pantalla de 50 metros, el acto se complementó con otras dos mil 500 pantallas de menor tamaño distribuidas desde la Glorieta del Ahuehuete hasta el Ángel de la Independencia.

Sin embargo, el ambiente comenzó a intensificarse desde días antes, cuando en las redes sociales circularon imágenes del montaje del sistema de audio, además de las estructuras metálicas que formarían parte del espectáculo.

Internautas compartieron videos de las pruebas de sonido y las luces multicolores que iluminaban el Paseo de la Reforma. Un mar de melómanos reunidos en el lugar se unió a los ensayos y contorneó sus cuerpos antes de que la fiesta oficial comenzara.

Cuatro tráileres con equipo especializado garantizaron que cada momento se ejecutara a la perfección.

Esto no es un concierto cualquiera, participamos más de 300 personas. Cada detalle fue planeado con precisión para que fuera inolvidable, comentó un integrante del equipo técnico, quien subrayó la importancia de transmitir el sonido auténtico de la calle y los barrios.

En entrevista con La Jornada, Apolinar Silva de la Barrera, fundador de PolyMarchs, manifestó su emoción ante la magnitud del espectáculo.

Nunca imaginé que llegaríamos a tanto. Seguro batimos récords de asistencia con nuestra discoteca móvil más grande del mundo. Me siento feliz de cerrar el año con tantas familias aquí, celebrando juntos. Esto es una fiesta para todos, desde los niños hasta los abuelitos. La música es el lazo que nos une, afirmó orgulloso el también productor originario de Oaxaca.

Siempre hemos trabajado para que PolyMarchs sea sinónimo de calidad. Nuestro equipo, diseñado y fabricado por nosotros mismos, es el resultado de mucho esfuerzo y pasión. Llevar esta experiencia al Ángel es un honor, añadió Silva de la Barrera.

Aspecto de la celebración de la llegada de 2025 en el Ángel de la Independencia, convertido en una gran discoteca móvil. Foto Jorge Ángel Pablo García

La magia de la velada no se limitó al escenario. Carlos Jiménez, de 29 años, confesó que estas iniciativas culturales lo motivan a liberarse de su timidez. Este es el mejor momento para sacar los pasos prohibidos, dijo mientras danzaba con entusiasmo, rodeado de miles de personas que compartían su energía.

“Quiero escuchar las 12 campanadas al ritmo de una canción, rodeado de otros ‘locos’ (como yo).”

Por otra parte, algunos visitantes manifestaron su incomodidad debido a la aglomeración y la falta de espacio para moverse con libertad. La afluencia de personas superó las expectativas y, en varios momentos, las carpas de la verbena, instaladas en la Glorieta del Ahuehuete, bloquearon la vista, lo que dificultó que los asistentes pudieran disfrutar del acto musical.

Vinimos a disfrutar del concierto, pero entre las carpas y la gente, casi no podíamos movernos. Ni siquiera pudimos bailar a gusto, señaló una visitante mientras intentaba abrirse paso.

Hubiera sido mejor hacerlo en el Zócalo, ahí habría más espacio para todos, pero bueno, venimos a ver al patrón, agregó. Por cierto, ya estoy posteando en mis redes que ya no vengan, que somos muchos.

A la media noche, el monumento seguía lleno de vida, con miles de abrazos, brindis y buenos deseos compartidos. La jefa de Gobierno capitalina, Clara Brugada, y Ana Francis López, titular de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México (SCCDMX), subieron juntas al escenario para liderar la cuenta regresiva que despediría el año 2024.

El concierto se extendió durante dos horas más y mantuvo la energía al máximo. Los éxitos que definieron esta parte de la noche incluyeron Danger, de The Flirts; Shake It Up, de Divine; My Forbidden Lover, de Tapps; Two Hearts, de Stacey Q; Living On Video, de Trans-X; Babe, We’re Gonna Love Tonight, de Lime, Passion de The Flirts y Shoot Your Shot de Divine.

Lo que nos mantiene vigentes es el amor y la preparación. Mi deseo para todos es que tengan salud y que todos bailen, porque la vida es corta y hay que disfrutarla, concluyó Apolinar Silva.

Como comentó a este medio el fundador de PolyMarchs, Apolinar Silva, el presupuesto que le dieron fue de 10 millones de pesos, que prácticamente fueron para cubrir detalles técnicos, otros dos millones corrieron a cargo de ese colectivo de diyéis. Si el concierto no hubiese sido gratuito, el público hubiera desembolsado un promedio 40 pesos por asistir, costo muy menor a una cena de gala en un hotel o restaurante donde los ágapes de fin de año oscilaron de 500 a 28 mil pesos.

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