Desde un motor o carrocería, hasta los elementos más pequeños y menos complejos, con un tornillo o un espejo, un vehículo convencional puede integrarse de 60 mil a 100 mil piezas. Y uno solo de sus componentes puede realizar de siete a nueve cruces fronterizos en el área comercial de América del Norte. 

Es en complejidad que se mueven los 406 mil 214 autos que Estados Unidos importó desde México durante los dos primeros meses de 2025, prácticamente 6 mil 885 por día, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). 

El automotriz es el nicho hacia donde la administración del republicano Donald Trump dirigió las medidas de “liberación” en su vínculo comercial con México, además de los aranceles de 25 por ciento ya anunciados en contra del acero y aluminio. 

El efecto no es menor, las ventas de la industria automotriz directamente a Estados Unidos –desde vehículos concluidos hasta autopartes–, representan una quinta parte de las exportaciones mexicanas y un millón de empleos directos. 

A partir del primer minuto de este 3 de abril se comenzaron a cobrar las cuotas de 25 por ciento adicional a todos los vehículos que no se producen en Estados Unidos; y si bien en el caso de México y Canadá hay un trato más benévolo, amparado por el TMEC, la medida no deja de entorpecer al sector. 

Sobre todo porque las nuevas reglas apuntan a gravar las importaciones de autos con base en los componentes que lo integran y que no son propiamente de Estados Unidos. La pregunta es ¿cómo delimitar qué tan estadunidense es un auto? 

De acuerdo con datos difundidos por la Secretaría de Económica, entre el 30 y 40 por ciento de los componentes de un auto concluido en Estados Unidos, tienen como origen México. 

Por otro lado, a los miles de vehículos completos importados desde México se les tendría que descontar esa proporción de contenido “no estadunidense” sobre el arancel de 25 por ciento.

Sólo entre enero y febrero de 2025, ya con Trump en la presidencia y sus discursos sobre la imposición de aranceles a México, el 84.35 por ciento de los 481 mil 594 vehículos que México exportó tuvieron como destino Estados Unidos y justos son las automotrices con bandera de ese país, las que lideran el volumen de ventas. 

De los 406 mil 214 vehículos vendidos por México a Estados Unidos en dos meses, 99 mil 788 fueron de la marca General Motors; 63 mil 748 de Ford Motor y 57 mil 462 de Nissan. Sólo estas tres marcas representaron más de la mitad (54.4 por ciento) de las exportaciones automotrices hacia el país vecino.

Atrás vienen Toyota (45 mil 774 unidades en dos meses); Chrysler (33 mil 933); KIA (28 mil 413); (Honda 26 mil 368); Volkswagen (18 mil 959); Mazda (17 mil 903); Audi (6 mil 789); BMW Group (4 mil 862) y Mercedez Benz (2 mil 215 vehículos). 

Tal es la importancia que las exportaciones mexicanas a Estados Unidos tienen para las automotrices de ese país, que en el primer bimestre del año la Equinox SUV de General Motors y la Bronco Sport, de Ford Motor, se encontraron como el segundo y tercer vehículo más vendido por la industria nacional. El primer sitio lo ocupó Tacoma, de la japonesa Toyota. 

 

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