Nueva York. Pese a que un juez le prohibió dar los alegatos finales de un juicio civil por fraude que se le sigue en Nueva York, Donald Trump aún tuvo una breve oportunidad de hablar ante el tribunal al final del procedimiento, el cual calificó de “fraude” antes de que el juez lo interrumpiera.

“Tenemos una situación en la que soy un hombre inocente”, dijo el ex presidente. “Estoy siendo perseguido por alguien que se postula para un cargo y creo que hay que salirse de los límites”.

Después de unos seis minutos, el juez Arthur Engoron, que esta semana le negó el permiso a Trump para dar una declaración final en el juicio, lo interrumpió y ordenó un receso para el almuerzo.

Más temprano el jueves las autoridades respondieron a una amenaza de bomba en la casa del juez.

El equipo legal de Donald Trump presenta este jueves sus alegatos finales en el juicio por fraude fiscal en Nueva York.

El juez instructor del caso, Arthur Engoron, denegó finalmente la víspera al ex presidente republicano la autorización para que subiera a la tribuna a defenderse a sí mismo, ante la falta de un acuerdo con sus abogados para que los alegatos se ciñeran exclusivamente al caso y no se convirtiera en un mitin político.

El juez había instruido al ex presidente que no podía “pronunciar un discurso de campaña” ni “impugnar” al tribunal o a quienes trabajan en él, tras las reiteradas arremetidas del magnate contra él mismo y su secretaria judicial, así como la fiscalía.

Este mismo jueves, la policía tuvo que intervenir después de una alerta de bomba contra la vivienda del juez en Long Island, según la prensa, antes de concluir que se trató de una falsa alarma.

“El resultado fue negativo (…) prosigue la investigación”, dijo la policía del condado de Nassau a la AFP, que no especificó a quién pertenece la vivienda.

Trump y sus dos hijos mayores están acusados de inflar fraudulentamente el valor de sus propiedades.

La fiscal general de Nueva York, Letitia James, solicita una indemnización al magnate de 370 millones de dólares, así como que se le prohíba realizar negocios en el estado.

Lejos de socavar su popularidad, los numerosos frentes judiciales que tiene abiertos, que van desde difamación hasta intento de revertir los resultados electorales de 2020, Trump lidera de lejos la carrera para convertirse en el candidato republicano para volver a la Casa Blanca en los comicios de noviembre.

“Interferencia política”

El republicano repite a los cuatro vientos que es víctima de una “caza de brujas” que pretende obstaculizar su regreso a la Casa Blanca.

Es una “interferencia política”, dijo Trump a los periodistas a su llegada al tribunal. “Es interferencia electoral al más alto nivel” y “un juicio muy injusto”, repitió este jueves antes de entrar en la sala de la Corte Suprema de Nueva York.

Pero para James, la fiscal neoyorquina perteneciente al Partido Demócrata, “los innumerables ardides engañosos que emplearon para inflar el valor de los activos y ocultar hechos fueron tan escandalosos que desmienten una explicación inocente”, declaró el viernes.

Entre otras irregularidades, el equipo de James alega que Trump valoró Mar-a-Lago, su exclusivo club de Florida, utilizando “los precios de venta de las casas vecinas, aunque sabían que los precios de venta reales eran la comparación correcta.”

“De 2011 a 2015, los acusados añadieron una prima del 30% porque la propiedad era una ‘instalación (comercial) terminada'”, dice la presentación.

La cantidad a pagar será determinada por el juez, revelada en su decisión final y orden, para la que aún no se ha confirmado fecha.

Al tratarse de un proceso civil y no penal, ni Trump ni sus coacusados entrarán en la cárcel.

En las redes sociales Trump ha repetido hasta la saciedad que el caso es una “caza de brujas”, y que estaba “decidido” en su contra “incluso antes de empezar”. A la fiscal la suele tildar de “totalmente corrupta”.

“Mis estados financieros son estupendos y muy conservadores”, asegura. “Este caso nunca debería haberse presentado”.

Los abogados de Trump han rechazado que haya habido fraude, argumentando que las valoraciones inmobiliarias son subjetivas y que los bancos que prestaban a su organización no habían perdido dinero.

 

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