Islamabad. La fuerza aérea paquistaní hizo ataques de represalia contra Irán la madrugada del jueves, supuestamente contra escondites insurgentes. El bombardeo mató al menos a nueve personas y agravó las tensiones ya considerables entre los dos países vecinos.

Los impactos en la provincia iraní de Sistán y Baluchistán seguían al ataque iraní del martes en suelo paquistaní, que mató a dos niños en la provincia suroccidental paquistaní de Baluchistán.

Los bombardeos del martes y el jueves parecían ir dirigidos contra grupos armados baluches distintos con objetivos separatistas similares a ambos lados de la frontera entre Irán y Pakistán. Los dos países se han acusado mutuamente de ofrecer cobijo a los grupos que operan en sus respectivos territorios.

Las operaciones militares complicaban las relaciones entre los dos países. Hace tiempo que hay suspicacias entre Irán y Pakistán, una potencia nuclear, por ataques milicianos en la zona. Cada país enfrenta sus propias presiones internas, que podrían haber influido en las intervenciones militares.

El incidente también se producía durante la guerra de Israel con Hamas en la Franja de Gaza, que ha remecido a Oriente Medio. Irán realizó ataques aéreos el lunes por la noche en Irak y Siria en respuesta a un atentado suicida reivindicado por Estado Islámico y que mató a unas 90 personas este mes.

El Ministerio paquistaní de Exteriores describió sus bombardeos como “una serie de golpes militares muy coordinados y con precisión específicamente dirigida”.

“Las acciones de esta mañana se tomaron a la luz de información creíble sobre actividades terroristas inminentes de gran escala”, indicó el ministerio en un comunicado. “Esta acción es una declaración de la inquebrantable determinación de Pakistán para proteger y defender su seguridad nacional contra todas las amenazas”.

El ejército paquistaní dijo que había utilizado drones de diversos tipos, cohetes y misiles que pueden lanzarse desde una aeronave a gran distancia del objetivo, lo que probablemente implicaba que los cazas paquistaníes no habían entrado en el espacio aéreo iraní.

El primer ministro paquistaní en funciones, Anwaarul-Haq-Kakar, que estaba en Suiza para asistir a la reunión del Foro Económico Mundial en Davos, abrevió su viaje para regresar a casa, según Mumtaz Zahra Baloch, portavoz del Ministerio de Exteriores. También el ministro de Exteriores, Jalil Abbas Jilani, regresaba de un viaje a Uganda.

Un vicegobernador de la provincia iraní de Sistán y Baluchistán, Ali Reza Marhamati, dijo que en el ataque habían muerto tres mujeres, cuatro niños y dos hombres cerca de la localidad de Saravan, junto a la frontera con Pakistán. Añadió que los muertos no eran ciudadanos iraníes y reconoció otra explosión cerca de Saravan.

Pakistán realizó ataques con misiles dentro de Irán, contra milicianos separatistas baluchíes, dos días luego de que Teherán dijo haber atacado las bases de otro grupo dentro de territorio paquistaní. Infografía Graphic News

El Ejército de Liberación Baluche, un grupo separatista que opera en la región desde 2000, dijo en un comunicado que los ataques habían golpeado y matado a su gente.

“Paquistán pagará por ello”, advirtió el grupo. “Ahora el Ejército de Liberación Baluche no guardará silencio. Lo vengaremos y anunciamos una guerra contra el estado de Pakistán”.

HalVash, un grupo activista baluche, compartió imágenes en internet que parecían mostrar restos de las municiones empleadas y dijo que varias casas habían resultado afectadas en Saravan. El grupo compartió videos que mostraban un edificio de paredes de adobe destruido y una humareda alzándose sobre el lugar tras el ataque.

La televisión estatal iraní citó a un funcionario anónimo después del ataque que dijo que Teherán lo rechazaba con firmeza y “exigía una explicación inmediata” de Pakistán. Irán convocó más tarde al encargado de asuntos paquistaní en su país. Islamabad ya había retirado a su embajador por el ataque del martes.

Pakistán llamó a su operación “Marg Bar Sarmachar”. En farsi iraní, “marg bar” significa “muerte a”, y es una expresión frecuente desde su Revolución Islámica de 1979, empleada contra Estados Unidos e Israel. En el idioma baluche local, “sarmachar” significa guerrilla, y es un término que emplean los milicianos que operan en la región fronteriza.

Nacionalistas baluches mantienen desde hace más de dos décadas una insurgencia de bajo nivel en la provincia paquistaní de Baluchistán, así como en la vecina provincia iraní de Sistán y Baluchistán.

Sin embargo, los grupos señalados en los últimos días son distintos. Jaish al-Adl, el grupo separatista suní atacado por Irán el martes, nació de otro grupo extremista islámico conocido como Jundallah que fue acusado de tener lazos con Al Qaeda. Hace tiempo que se sospecha que Jaish al-Adhl opera desde Pakistán y realiza atentados contra fuerzas de seguridad iraníes.

Por su parte, se sospecha que el Ejército de Liberación Baluche, que no tiene un componente religioso y lucha contra fuerzas de seguridad paquistaníes e intereses chinos en la zona, se oculta en Irán.

Tanto Irán como Pakistán enfrentan desafíos políticos internos. En Teherán hay una presión creciente para tomar medidas tras el ataque del grupo EI, la guerra de Israel con Hamas y las amplias protestas contra su teocracia. Paquistán, a su vez, celebra unas elecciones generales cruciales en febrero, en un país donde el ejército sigue teniendo una enorme influencia política.

China, un socio crucial de ambos países, ha llamado a la calma. Pekín es una potencia influyente en la región y tiene un gran proyecto de infraestructura en el puerto de Gwadar, en la provincia paquistaní de Baluchistán.

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