“Estamos agraviadas y vamos a seguir tomando las calles las veces que sea necesario”, advirtieron las participantes en la primera marcha feminista del sexenio de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. Dejaron en claro que las causas estructurales que alimentan las violencias machistas siguen presentes y por esa razón no estamos todas.

Al ritmo de batucada e inmersas en una gama de tonalidades moradas generada por las bengalas, integrantes de agrupaciones feministas, sobrevivientes de violencia de género y familiares de víctimas de feminicidio marcharon, una vez más, animadas por la digna rabia y con la exigencia de que nos queremos todas vivas.

Desde la Glorieta de las Mujeres que Luchan, contingentes en los que predominaban los tonos anaranjados, morados y negro, avanzaron por Paseo de la Reforma hacia el Zócalo capitalino con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.

Sostuvieron que en este tiempo de mujeres no estamos llegando todas y aseguraron que la igualdad sustantiva no se decreta ni se resuelve con programas asistenciales, sino con un verdadero cambio de modelo económico equitativo que distribuya la riqueza entre todas las personas que la producimos a diario.

Durante el recorrido, que de acuerdo con las autoridades capitalinas arrojó un saldo blanco y fue en su mayor parte pacífico, las poco más de mil 500 manifestantes avanzaron con pancartas. Denunciaron el abuso y violencia que sufren o han sufrido muchas mujeres, entre las que destacaron tu abuso estaba disfrazado de amor, en referencia al concepto del apego romántico con el cual se justifican distintos tipos de violencia como el control y los celos.

Destacó el mensaje de ser libres y poderosas, sin miedo y aquellas que pidieron Palestina libre. A diferencia de otras movilizaciones feministas, en esta ocasión sólo hubo presencia de una treintena de integrantes del bloque negro que realizaron algunas pintas en el mobiliario urbano.

Poco antes de las 14 horas, diversos contingentes avanzaron de forma independiente hacia el Zócalo capitalino, mientras otras agrupaciones se congregaron en el Monumento a la Revolución, por lo cual no hubo una columna única, sino varias caminatas.

El bloque mayoritario partió a las 16 horas y estuvo encabezado por la Coordinación 8M.

En el mitin nocturno realizado frente a Palacio Nacional, resguardado por vallas metálicas que usaron los contingentes como lienzo para denunciar agresiones machistas, las activistas advirtieron que sólo llegaremos todas cuando se atienda la causa estructural de la violencia contra las mujeres y se trastoque de raíz la matriz de opresión capitalista, patriarcal y colonial.

Añadieron que tampoco llegaremos todas mientras la cifra de feminicidio siga al alza y no se erradiquen todas las formas de violencia de género en el país.

Lidia Florencio, mamá de Diana, quien fue víctima de feminicidio hace poco más de siete años en el estado de México, subrayó que lamentablemente las calles están llenas de sangre de nuestras hijas y llamó a acabar con las simulaciones y revictimizaciones en las pesquisas que realizan las autoridades en las investigaciones de feminicidio.

En una declaración difundida en redes, la Coordinación 8M, que aglutina a decenas de agrupaciones feministas y madres de víctimas, criticó que sólo la quinta parte de los asesinatos sean reconocidos como feminicidios.

Luego de escuchar los testimonios de madres que no descansan en la búsqueda de justicia para sus hijas, quedó claro que el anhelo de todas fue te deseo viva.

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