Ciudad de México. Murió Israel Vázquez (1977-2024), un peleador que será siempre recordado por la entrega y coraje demostrado en una de las tetralogías más violentas y apasionadas del boxeo mexicano. Hace unas semanas le fue diagnosticado un tipo de cáncer en estado muy avanzado, que lo consumió de forma agresiva.

La biografía del Magnífico Vázquez es áspera, no sólo por las consecuencias que tuvieron esos cuatro combates ante Rafael Márquez -los tres primeros considerados históricos-, y por los cuales sufrió la pérdida de un ojo por las lesiones en batalla. Ya en el retiro, padeció esclerosis múltiple, lo cual deterioró su salud de manera significativa.

“Israel es un hombre que ejemplificó la entrega absoluta y el respeto a su profesión, tanto que estuvo dispuesto a poner en riesgo un ojo que después terminó perdiendo”, reconoce Rafael Márquez, su amigo en la vida y némesis en el cuadrilátero.

“Lo que hicimos juntos nos liga para siempre, no sólo porque dimos verdaderas batallas que aun hoy se recuerdan en el mundo, sino porque tuvimos consecuencias graves de este deporte cruel. Yo necesité tres cirugías oculares por los golpes que recibí, pero él perdió un ojo, pero no le importó, era un guerrero y así vivió su pasión por el boxeo”.

Márquez recuerda de manera muy especial que durante el último combate en 2010, en plena pelea, vio cómo el ojo de Israel estaba demasiado lastimado. Sabía que ya padecía algunos problemas por los combates que sostuvieron de 2007 a 2009. Por lo cual le dijo: “Carnal, tu ojo está muy mal”. Israel sólo le respondió: “No importa, güey, tú síguele”, porque para el Magnífico no había nada más serio y ceremonioso que el acto del combate en una arena ante un público entregado.

El precio que pagó Israel Vázquez fue muy alto, pero estaba orgulloso de lo que había conseguido a pesar de la pérdida de un ojo. Había elegido el camino del deporte más cruel, pero haber alcanzado la cima lo convencieron de que había hecho lo correcto.

En marzo de 2023, Israel Vázquez dijo en una entrevista para este diario: “A pesar de todo, no cambiaría lo que hicimos Rafa y yo ni por toda la fama del mundo. Uno quisiera más dinero siempre, pero nosotros tenemos el reconocimiento de llevar el boxeo mexicano a sus niveles más altos de valor y entrega. Tantos años después de aquella serie, nos siguen recordando en México y Estados Unidos”.

“El dinero se gasta, los títulos son codiciados, pero pierden valor con el tiempo; lo único que permanece es el cariño y el recuerdo de la gente. Pienso que quien boxea sólo por dinero no alcanza eso que conseguimos nosotros”, sentenció en aquella charla un boxeador que elevó la disciplina más cruel al nivel de un testamento de dignidad descarnada.

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