El año pasado México disminuyó en 11.4 por ciento el volumen de sus importaciones de fertilizantes, como parte de una política iniciada en la pasada administración federal para elevar la producción de agroquímicos y hacerlos más asequibles para los campesinos.
De acuerdo con información del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), en 2024 México compró al extranjero 3 millones 700 mil toneladas de fertilizantes de todo tipo; en 2023 fueron 4 millones 200 mil toneladas.
Aproximadamente 65 por ciento de los abonos que se consumen en México son importados, de acuerdo con GCMA.
En 2022, ante el constante aumento de las importaciones de fertilizantes y su encarecimiento, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que se aceleraría la rehabilitación de plantas olvidadas desde 1999, a fin de aumentar al doble o al triple
la producción nacional.
En julio pasado, Petróleos Mexicanos proyectó que su producción de fertilizantes en 2024 sería 97 por ciento mayor que la de 2018 y llegaría a más de un millón 535 mil toneladas, lo que sería el resultado del rescate de las plantas.
El sábado pasado la presidenta Claudia Sheinbaum encabezó el inicio del Programa Nacional de Fertilizantes para el Bienestar, que busca entregar a 2 millones 62 mil 239 campesinos de todo el país un millón de toneladas de insumos.
El gobierno entregará fertilizantes de forma gratuita y sin intermediarios a los productores agrícolas de pequeña escala, lo que además es un derecho plasmado en la Constitución.
Según información del GCMA, en 2024 Rusia se mantuvo como el principal proveedor de fertilizantes de México, con 38 por ciento, seguido por Qatar con 13 por ciento y China con 12 por ciento.
Las compras mensuales, señaló el organismo privado, siguen su tendencia a la baja, al pasar de 137 mil toneladas reportadas en noviembre a 82 mil toneladas en diciembre. Esta disminución, agregó, se debe a la menor demanda provocada por las sequías que ha enfrentado el país.