Washington y Nueva York. Para legisladores federales y candidatos presidenciales en la contienda electoral estadunidense que culminará en noviembre, amenazar con invadir o emplear fuerza militar en México sigue funcionando –sobre todo si los medios cooperan– para demostrar firmeza ante la crisis y la falta de capacidad de responder a la epidemia de los opioides o de promover una política integral frente al desafío del flujo migratorio internacional.

A falta de respuestas reales a las crisis en casa, nada más fácil que echarle la culpa a los vecinos y anunciar iniciativas cuyo único propósito es su efecto político-electoral. Hay mucho teatro y pocos hechos en la faena política legislativa.

Durante todo el año pasado, el Congreso aprobó sólo 27 proyectos legislativos que fueron promulgados en ley, el número más bajo desde los años 30. Pero decenas de miles de iniciativas han sido introducidas al Congreso, la gran mayoría sin ninguna expectativa de que se convertirán en ley. Muchas son formas de expresión en el juego político, y demasiadas son diseñadas para captar la atención de medios para darles aún más vuelo aunque no llegarán a ningún lugar. Por ello, a veces lo más extremo o loco funciona con la ayuda de los medios.

Uno de los expertos en esta táctica es el diputado republicano por Alabama Tom Cotton, quien la semana pasada introdujo un proyecto de ley que, si llega a ser promulgado, obligaría al Pentágono a rendir un informe cada 90 días sobre sus esfuerzos para eliminar el liderazgo del cártel Jalisco Nueva Generación. El proyecto de ley de Eliminación del Cártel de Jalisco no logró la atención de los medios estadunidenses, aunque algunos extranjeros decidieron resaltarlo. La iniciativa sigue en los sitios de Internet de Cotton y su colega texano Morgan Luttrell, quien dijo que ese cártel necesita ser desmantelado para salvaguardar al pueblo estadunidense, y enfatizó que las fuerzas armadas de Estados Unidos deben estar preparadas para confrontarlo y eliminarlo.

El mismo Luttrell, cuyo distrito está al norte de Houston, presentó otro proyecto de ley el mes pasado que propone autorizar el uso de fuerza letal a la Guardia Nacional contra indocumentados que cruzan la frontera desde México, como parte de intentos de frenar ese crimen y para hacerlo permitir usar todos los medios necesarios.

Durante los últimos meses, ha habido un número de iniciativas promovidas por legisladores y candidatos republicanos a fin de autorizar el uso de fuerza militar contra cárteles dentro de territorio o costas de México. Aunque ninguna de estas iniciativas llegó a ser ley, se volvieron peligrosas cuando empezaron a ser reportadas por los medios, ganando así credibilidad y peso en el ámbito político, y generando después repuestas de líderes políticos aquí y en el extranjero.

Con ello, políticos con mayor poder, por ejemplo el senador Lindsey Graham, entre otros, que primero decidieron ignorar las iniciativas marginales, vieron una oportunidad de usarlas para sus propios propósitos y se sumaron al coro de senadores, diputados y candidatos presidenciales que endosaban medidas extremas contra México con el pretexto de la guerra contra el narco y/o la invasión de migrantes indocumentados en la frontera –todo definido como amenazas a seguridad nacional de Estados Unidos.

Propuestas cada vez más extremas

Siempre han existido propuestas cada vez más extremas que a veces llegan a formar parte de estas iniciativas de ley marginales. Recientemente, el ejemplo más extremo es el del ex activista del Tea Party Mark Meckler, quien en entrevista con un sitio cristiano nacionalista afirmó que la única manera de resolver la crisis de los cárteles es con una invasión a México, cambiar el gobierno y establecer una zona desmilitarizada en la frontera parecida a la que divide a las dos Coreas. “Tenemos que exterminar a los cárteles. México ya no es un país soberano, es un narcoestado fracasado” y hasta comparó la situación con Gaza, donde dijo que Estados Unidos tiene que actuar más como Israel y usar la fuerza máxima.

Al mismo tiempo, todo ese circo en torno a las iniciativas marginales que todos saben no prosperarán, sí hay medidas con relación a México que suelen ser tejidas dentro de proyectos de ley que sí tienen probabilidad de ser promulgados. Pocos aquí se han fijado que el actual proyecto de ley de financiamiento masivo para las guerras de Ucrania e Israel aprobadas por el Senado esta semana y apoyadas por la Casa Blanca, incluyen medidas como una que dice que organizaciones criminales trasnacionales, incluyendo cárteles basados en México, son los principales proveedores de fentanilo a Estados Unidos y tienen que ser obligados a rendir cuentas. También incluye otra medida que requiere el monitoreo del lavado de dinero en el comercio que involucra a México, China y Birmania.

El origen del reciente entusiasmo de una guerra en México empezó durante la presidencia de Trump, quien en 2019 declaró que designaría a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras (aunque nunca cumplió con eso). Y vale recordar que en 2020, Trump pidió a su secretario de Defensa, Mark Esper, analizar si era viable que los militares estadunidenses pudieran lanzar misiles a México para destruir los laboratorios de droga, ya que le indicó que los mexicanos ya no tienen control de su país, y más aún, reportó Esper en su autobiografía, que el presidente le dijo que nadie sabría que fuimos nosotros.

El peligro con Trump es que lo que antes se consideraba marginal e irracional fácilmente puede volverse política. Por ahora, Trump ha modificado lo que siempre ha sido un mensaje poco consistente diseñado para consumo interno, y aunque sigue declarando que cerrará la frontera contra la invasión y que confrontará a los cárteles, dice anticipar que podrá trabajar muy bien con el gobierno mexicano. El viernes pasado, en un discurso, recordó que trabajó muy bien con el actual presidente mexicano y que espera continuar eso con su sucesor.

Sin embargo, por ahora los políticos republicanos, con la participación de no pocos medios, han logrado nutrir la idea de que hay un ataque contra Estados Unidos desde México y con ello cosechan que más de 50 por ciento de los estadunidenses apoya ahora el envío de tropas estadunidenses a México para combatir a los cárteles, según un sondeo de Reuters a fines del año pasado. Por lo tanto, algo tan útil para algunos políticos aquí promete mantener a México como balón en el juego electoral de Estados Unidos.

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