La literatura femenina sudcoreana se ha fortalecido y ganado popularidad en la década reciente por su discusión directa contra el sistema patriarcal del país, explicó Nayelli López Rocha, doctora en estudios coreanos. Agregó que el Premio Nobel de Literatura a la escritora Han Kang es importante porque su obra está enfocada en cuestionar los papeles de género establecidos históricamente en Corea.

En entrevista con La Jornada, la investigadora del Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África puntualizó que a la narradora Han Kang se le reconoció por “esta literatura, que ha fortalecido junto con otras coreanas o coreano-estadunidenses, justo por objetar directamente el sistema patriarcal.

La resonancia que ha tenido con el público femenino de países donde esta estructura existe, que es la mayoría del planeta, da a ella esa popularidad, lo que permite que conecte con un montón de almas en diferentes regiones del mundo.

Autoras como Han Kang, Cho Nam Jo, Lee Min Jin, Shin Kyung Sook y Kim Hye Jin producen obras que reflejan y cuestionan a la sociedad coreana contemporánea. Tienen impacto mundial porque abordan temáticas que tienen sentido en muchas otras sociedades, que como mujeres estamos cuestionando, añadió López Rocha.

Refirió que cuando estaba en campaña el actual presidente Yoon Suk-yeol, del partido de la extrema derecha en Corea, una de sus promesas fue quitar el Ministerio de Asuntos de Género y de la Familia, porque incitaba a las mujeres a rebelarse. Y lo quitó; entonces, no hay coherencia con su dicho del orgullo que le produce que la escritora haya ganado el máximo galardón de las letras mundiales.

Es importante rescatar que el trabajo de Han Kang ha sido reconocido por un esfuerzo propio de plantear o visibilizar problemas que cuestionan la realidad sudcoreana y que nada tiene que ver con toda la industria cultural que trata de representar realidades diferentes.

La doctora en estudios coreanos por la Universidad Hanyang, en Seúl, explicó que tras la crisis económica de 1997, que afectó a Corea del Sur, uno de los dos países más occidentalizados y capitalistas de Asia, se tomó la decisión de invertir en el sector cultural. Así se empezaron a producir novelas y música de exportación. “Los coreanos entienden que matan dos pájaros de un tiro: usan los insumos humanos que tienen y al mismo tiempo les va a servir de poder blando, de influencia, que logran incluso con Japón.

“Es una estrategia cultural que está planteada desde hace más de 30 años, que tiene el respaldo del gobierno, porque es a través de las embajadas y de los centros culturales que ellos se dedican a hacer promociones exhaustivas (…) No solamente se queda en el entretenimiento. La meta de esa industria cultural es abrir mercados, ganando simpatías entre los sectores más jóvenes que son los más vulnerables en cuanto al consumo.”

Confucianismo y sistema patriarcal

Más allá de la existencia de la promoción cultural que hace el gobierno sudcoreano, continuó Nayelli López, “hay una ola de mujeres que ha internacionalizado la literatura coreana en años recientes, aunque hay datos de que desde 1917 cuestionan el orden social establecido y perpetuado desde un sistema patriarcal, porque el confucianismo lo es.

El sistema confuciano permea de manera muy particular en las relaciones sociales en Corea, que se refuerza después del periodo de la guerra, justo en la construcción de estos dos nuevos países, Corea del Norte y Corea del Sur, porque se rescata como algo tradicional.

La investigadora relató que entre la nueva ola de autoras y obras, la narradora coreano-estadunidense Min Jin Lee explora en la novela Pachinko “la vida de una mujer coreana que va a vivir a Japón como extranjera y luego regresa a Corea y tiene que rescatar elementos tradicionales de su vida familiar que la llevan a cumplir roles específicos. Habla del periodo colonial japonés, cuando sale su familia de la península, y luego el rencuentro con la actualidad.

“Kim Ji-young, nacida en 1982, de Cho Nam-joo, te habla de una mujer, sus procesos de infancia, de ir a la escuela, desde el periodo contemporáneo, cuando ya está casada y se le empiezan a cuestionar comportamientos por su género. También esta Por favor, cuida de mamá, de Kyung-sook Shin, que enfatiza los papeles contemporáneos de las mujeres como los cuidados y cuestiona que se les dé permiso de estudiar y profesionalizarse, si luego se les exige que se casen, tengan hijos y obedezcan al marido”.

Estos textos hacen sentido porque se enfocan en las funciones de ser mujer, en las desventajas de seguir ciertos mandatos, porque nos obligan a meternos en un espacio estructurado y, aunque seas consciente de ese problema, no tienes herramientas estructurales o de poder para traspasar esas fronteras.

López Rocha mencionó que esta generación de escritoras surgió cuando su país empezó a promover que las mujeres se profesionalizaran, pues el confucianismo tiene la educación como un punto importante. Entonces, ellas se ven y se proyectan capaces de aspirar a ser profesionistas, entrar a una empresa, dirigir, ser maestras e investigar. No son las mismas mujeres que fueron sus madres, que tuvieron que aceptar ciertas normas para poder pagar la educación para sus hijas.

Concluyó: es una intersección generacional muy interesante que va a empezar a cuestionar todos los roles asignados por condiciones de género, fundamentados en un discurso de no perder la tradición, de seguir siendo coreanos, muy relacionado con la identidad nacional, pero que ellas entienden que la cultura es formada por el humano y son cosas que se pueden transformar, no necesariamente erradicar, para un beneficio social y colectivo mayor.

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