En la literatura se está consolidando a escala internacional un movimiento emergente de mujeres que se vislumbra con las ganadoras del Premio Nobel de Literatura, así como con su presencia en la Academia sueca, institución que otorga el máximo galardón a las letras.

La distinción se empezó a entregar en 1901, pero sólo fue en 1909 cuando se le concedió a la sueca Selma Lagerlöf, en reconocimiento de los nobles ideales, la vívida imaginación y la percepción espiritual que caracteriza sus obras.

Desde entonces, las escritoras han conquistado terreno poco a poco, aunque sin llegar aún a la paridad. A la fecha, sólo 17 mujeres han obtenido esta distinción frente a 99 varones. En las predicciones de este año, el panorama pinta en favor de la crítica y narradora china Can Xue, seguida por las escritoras Anne Carson (Canadá) y Liudmila Ulitskaya (Rusia) (La Jornada, 3/10/24).

La Academia sueca recibe las solicitudes de nominaciones de candidatos al Premio Nobel de Literatura, propuestas que deben ser examinadas por el Comité del Nobel, que aprueba una lista de cinco nombres. Los siguientes cuatro meses se dedican a leer y a revisar las obras de los finalistas. En octubre, los integrantes de la Academia votan, y el candidato que recibe más de la mitad de los sufragios es nombrado ganador.

En los comités del Nobel, las mujeres representan sólo una cuarta parte. En 2020, nada más había dos mujeres de siete integrantes. Estos pequeños grupos no tienen la última palabra sobre la elección final de los galardonados, pero hacen una selección previa, por lo que tienen una influencia importante.

A pesar de los esfuerzos por incrementar la representación femenina, este proceso también se vio frenado porque en la mayoría de las academias de las que salen los comités, los miembros eran elegidos de por vida. Fue hasta 2018 que el rey Carlos XVI Gustavo modificó las reglas y abrió la posibilidad de que los jueces pudieran renunciar (La Jornada, 20/4/18).

Este importante cambio sucedió debido a que, a finales de 2017, la Academia atravesó una fuerte crisis a raíz de que 18 académicas denunciaron haber sufrido asedio y violencia sexual de intelectual francés Jean-Claude Arnault, casado con la escritora sueca Katarina Frostenson, integrante de la Academia (La Jornada, 27/2/19).

De los 18 miembros que debe tener el organismo, siete renunciaron, así que no hubo las condiciones necesarias para elegir al ganador del Premio Nobel de Literatura en 2018, ya que se requiere un mínimo de 12 votos para elegir al galardonado. La Academia anunció en mayo de ese año que no entregaría dicha distinción (La Jornada, 5/5/18).

Sara Danius, primera mujer en asumir el cargo de secretaria permanente de la Academia sueca, y la colegiada Katarina Frostenson renunciaron a la institución luego de dicha polémica. Danius había integrado al comité Nobel en 2013, y dos años después fue nombrada la primera secretaria de ese jurado, en su mayoría formado por hombres (La Jornada, 13/4/18).

La ética ante todo

En su renuncia, Danius dijo que la ética debe colocarse en el lugar más alto y se deben observar y seguir estrictas reglas para la toma de decisiones, los conflictos y la confidencialidad. Los crímenes y las trampas deben ser procesados e informados a la autoridad de aplicación de la ley, y pidió que la academia continuara el trabajo que ella comenzó. Como respuesta a la dimisión, buena parte de la sociedad sueca se volcó en su apoyo mediante manifestaciones frente a la sede de la Academia sueca (La Jornada, 18/4/18).

El escándalo dejó al descubierto un mundo manchado por el uso de enormes cantidades de dinero, rivalidades dignas de una corte y no pocas denuncias contra integrantes de la comunidad cultural por el silencio que protegió a Arnault. Sin embargo, dio pie para abrir un nuevo capítulo con el nombramiento de dos nuevas integrantes: las novelistas Ellen Mattson y Anne Swärd (La Jornada, 30/3/ 19).

El cuerpo colegiado que decidirá el Premio Nobel de Literatura 2024 ahora suma siete mujeres: la periodista Ingrid Carlberg (ingresó en 2020), la filósofa Åsa Wikforss (2019), Ellen Mattson (2019), la escritora Anne Swärd (2019), la poeta Jila Mossad (2018), Anna-Karin Palm (2023) y la poeta Tua Forsström (2019).

La suerte está echada.

Con información de Afp

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