Madrid. Con su voz quebrada, su bombín inseparable y sentado en una barra de bar en tinieblas, con una copa de alcohol en una mano y en la otra, un cigarro encendido, Joaquín Sabina cantó Un último vals, una canción y un video que suenan a despedida y que sirve de preámbulo para el comienzo de su última gira de conciertos, que arrancará en la Ciudad de México el próximo 27 de enero. En el video, dirigido por el cineasta Fernando León de Aranoa, aparecen algunos de sus grandes amigos a lo largo de la su vida, sobre todo de su última etapa, como Joan Manuel Serrat, Leiva, Ricardo Darín, Andrés Calamaro y su inseparable pareja, la peruana Jimena.

Sabina aparece un tanto envejecido, con la voz más rapada de lo habitual, pero con la esencia intacta: su poesía rebelde y repleta de rimas embriagadoras. Además de que el lugar elegido es un bar, con una enorme barra de madera en la que aparece con su vaso de whisky en la mano y un cigarro en la otra. La letra de la canción habla precisamente de eso, de un último vals antes de partir o retirarse definitivamente. De un adiós que suena a despedida y para lo que escribió unos versos que resumen su forma de asumir ese adiós y que escribió con uno de sus amigos más cercanos y con el que ha compuesto muchas canciones, el poeta Benjamín Prado. De ahí que diga en la canción cosas como “Cuando no sepa la orquesta la canción que te escribí, cuando las casas de apuestas no den un euro por mí, cuando cierren las cantinas y el laurel de mi corona sea de espinas… Aún voy a guardar un último vals para ti. No olvides guardar un último vals para mí”. Es una especie de brindis final a la amistad y a la vida.

El equipo de músicos que le acompañan en esta última aventura son, además de Leiva, Carlos Raya (guitarras), César Pop (teclados) y José Bruno (batería).

Fernando León de Aranoa, que dirigió la grabación, explicó que “si éste va a ser, como él dice, el último video de Joaquín Sabina, su último vals, no quedaba otra que salir a bailar con él. La canción tiene mucho de inventario, de despedida, de confesión. Nada más cinematográfico que hacérsela a un barman, a esa hora en que los bares a punto están de cerrar. Está en muchas películas, remite a los Nighthawks del cuadro de Hopper, al final de Fat City, la película de John Houston, en la que Stacey Keach busca con desesperación un interlocutor al otro lado de la barra, al que quizá después no tenga nada que decir”.

Según el cineasta, que realizó un documental sobre Joaquín Sabina, Sintiéndolo mucho, “lo que Joaquín le confiesa esta noche al barman, es su canción. Por eso la escena comienza como un soliloquio machadiano y termina como una celebración. Y es que la canción es también un reconocimiento, una declaración de amor; un homenaje a esa persona que siempre está cuando la necesitas”.

O, como dice su propia canción, “Cuando no sepa la orquesta la canción que te escribí, cuando las casas de apuestas no den un euro por mí, cuando cierren las cantinas y se baile reguetón en la oficina… Aún voy a guardar un último vals para ti”.

Sabina iniciará su última gira, Hola y adiós, en la Ciudad de México el próximo 27 de enero, dará conciertos en Guadalajara, Los Ángeles, Chicago, Miami, Washington, Nueva York, San Juan, San José, Bogotá, Lima, Santiago, Buenos Aires y después finalizará con una amplía gira por España, en la que hará conciertos en 16 ciudades y comenzará en Gran Canaria el primero de mayo de 2025.

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