Kerry King, uno de los fundadores de Slayer, presentó por primera vez su proyecto solista en México. Actuó en la capital del país y en Guadalajara, Jalisco.

En la mayoría de los pueblos de la República hay un jardín en el centro, con una estación de policía, una iglesia y un metalero cerca. Existen amplias chances de que este músico haya escuchado a Slayer, tenga una de sus playeras o discos o sepa gritar el nombre del grupo hasta quedar afónico.

No llegaron a su nivel de popularidad actual por su difusión en los medios. A pesar de todos los cambios en la forma de consumir música, del disco al MP3, los sonidos en vivo siempre han estado entre las mejores formas de difundir a un grupo, y el show de Slayer siempre fue letal.

Entre sus 19 discos hay varios considerados fundamentales en el heavy metal: Show No Mercy (1983), Hell Awaits (1985), Reign In Blood (1986), South of Heaven (1988) y Seasons in the Abyss (1990). Además de su aporte a la agresividad del estilo, estos discos marcaron un nuevo estándar de calidad en la producción pesada. El conjunto fue fundado por Kerry King junto con el guitarrista Jeff Hanneman en 1981.

Kerry King contestó por Zoom desde Los Ángeles, donde preparaba el espectáculo del proyecto solista que lleva su nombre. Su atención, fuera de los ensayos, estaba centrada, inevitablemente, en la actualidad política estadunidense: Estamos a días de las elecciones y todo se trata sobre eso. La política se ha vuelto un espectáculo paralelo en este país hace mucho tiempo; es el telón del odio, lo que se destaca es la gente que pelea por motivos ridículos.

–Es una frase que también podría aplicarse a las guerras religiosas.

–No todas las guerras son por motivos religiosos, pero sí una buena parte de ellas, y muchas veces pienso que esas religiones enfrentadas tienen más elementos en común de lo que parece. Slayer tiene muchas canciones sobre la guerra, pero ninguna glorifica el combate armado; más bien, son canciones que describen situaciones reales. Tengo algunas sobre muchos temas, hay otras sobre mantenernos unidos, juntos, lo opuesto a la situación actual.

–¿Qué opinas de la influencia de Slayer en quienes cuestionan su fe en la religión organizada?

–Me gusta. Nunca escondí mi ateísmo. Mi meta es ayudar a que la gente piense. Creo que muchas veces la religión organizada se pasa de generación en generación por vía familiar, las instituciones o el sistema social. No niego la libertad de otras personas para elegir su religión, pero me gusta mi contribución a cuestionarla. También puedo estar en desacuerdo con alguien y compartir una cerveza.

–¿Cómo balanceas llevar el grupo adelante con los conciertos esporádicos de Slayer?

–No es un problema, ya que hicimos pocos shows con Slayer. El último fue el festival Aftershock en Sacramento. Tenemos un concierto pendiente que se suspendió por un huracán, pero esos son todos los planes de Slayer para 2025.

–¿Cómo incorporaste la influencia punk a tu debut solista, From Hell I Rise?

–No es un secreto que Slayer tuvo mucha influencia del punk, y en este disco quise mostrar todo el arco de mis gustos. En los comienzos, Jeff Hanneman era el tipo punk, pero con el correr de tiempo me fui encargando de componer las canciones más rápidas.

Grandes del trash

–¿Cuáles son algunas bandas que no están consideradas dentro de las llamadas cuatro grandes del trash metal, merecen ser escuchadas?

–Testament y Exodus, tal vez no están incluidas dentro de las cuatros grandes, pero siguen tocando en vivo. Gary Holt, de Exodus, ha sido nuestro guitarrista los últimos 10 años; no es mucho tiempo para la historia de Slayer, pero creo que fue el remplazo perfecto para Jeff Hanneman luego de su muerte.

–¿Cómo crearon sus conciertos en vivo con Slayer?

–No es algo que hayamos conversado. En mi caso sentí una responsabilidad hacia el público que gasta su dinero en nosotros, a veces todo su dinero, para venir a vernos. Nunca quise que un fan dijera ‘sí, estuvo bueno, pero fue mejor la vez pasada’. Creo que Tom Araya pasó por algo similar, y siempre se preparó para poder dejarlo todo en el escenario.

–¿Cuáles son tus planes para 2025?

–Tengo las canciones para el próximo disco, algunas me quedaron desde From Hell I Rise, otras desde el último disco de Slayer; no es un material muy distante del que suelo componer. En 2025 vamos a hacer una larga gira por Europa y luego otra a lo largo de Estados Unidos. Para el año que viene espero que estemos grabando el nuevo disco.

–¿Qué grupo estuvo a la altura de Slayer en vivo?

–Es una pregunta difícil. Varios grupos y por diferentes motivos. Te daré un ejemplo extraño: Rammstein cuando tocan en Europa, porque las leyes respecto al uso de pirotecnia son menos severas allí. Su show es simplemente una locura.

–¿Y los grupos de la generación anterior a Slayer, como Motörhead y Black Sabbath?

–Siempre que estuvimos de gira con Motörhead me aseguraba de tener el tiempo para verlos en vivo. Lo mismo con Ozzy, estuve en un concierto con su guitarrista Randy Rhoads poco tiempo antes de su accidente aéreo fatal; me alegro de haberlo visto porque en vivo era genial. Luego Ozzy se reunió con Sabbath y me hice amigo de Tony Iommi.

–¿Eres consciente de la importancia de un riff cuando lo estás creando?

–Nunca fui consciente de estar creando algo icónico, son momentos que pasan rápido. Solíamos tocar esqueletos de canciones con Jeff Hanneman, y pasaban semanas hasta que uno le decía al otro que lo convirtiera en una canción. Es bueno tener gente con la que tener un ida y vuelta. Sin esa ayuda una buena canción puede pasar inadvertida en un ensayo.

–¿Es bueno para tu espíritu empezar un proyecto musical que no tenga la fama de Slayer?

–No lo sé. Creo que hice los deberes a lo largo de mi carrera. Al mismo tiempo, no espero que llenemos un estadio por nuestra cuenta en nuestras primeras giras, eso es algo que se gana.

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