Ciudad de México. Pese a que es una etapa natural en la vida de las mujeres que marca el fin de la etapa fértil, la menopausia (suspensión de la menstruacción mensual y la ovulación) implica un cambio sustancial, tanto a nivel corporal como emocional.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que los cambios hormonales asociados a este proceso pueden afectar al bienestar físico, emocional, mental y social de las mujeres.

Destaca que la población mundial posmenopáusica va en aumento. En 2021 las mujeres de 50 años o más representaban 26 por ciento del sector femenino, mientras diez años antes el porcentaje era de 22.

Agrega que actualmente la vida de las mujeres se ha alargado, pues en el mundo en 2019 una mujer de 60 años podría esperar vivir, en promedio, 21 años más, por lo que considera que la menopausia puede ofrecer una buena oportunidad para replantearse la salud, el estilo de vida y los objetivos.

Los síntomas durante y después de la transición menopáusica, afirma la OMS, varían notablemente de una persona a otra. Algunas personas tienen pocos síntomas o incluso ninguno, pero otras pueden padecer manifestaciones graves que llegan a condicionar sus actividades diarias y menguar su calidad de vida.

Además de sofocos y sudores nocturnos, se puede presentar sequedad vaginal, dolor durante las relaciones sexuales e incontinencia; insomnio, cambios en el estado de ánimo, depresión y ansiedad.

La OMS señala que los síntomas de la menopausia se pueden aliviar mediante distintas intervenciones, tanto hormonales como no hormonales. Las manifestaciones que afectan la salud y el bienestar se deben analizar con un trabajador del sector, a fin de conocer los tratamiento disponibles, teniendo en cuenta el historial médico, los valores y las preferencias de la afectada.

Enfatiza que durante la perimenopausia el embarazo es posible, y para evitar uno no deseado se recomienda utilizar métodos de anticoncepción hasta que hayan transcurrido 12 meses consecutivos sin menstruación, ya que después de la menopausia es improbable que se produzca un embarazo sin someterse a un tratamiento de fecundidad con óvulos de donantes o con embriones previamente congelados.

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