Ciudad de México. Una noche exquisita se vivió este jueves en el Estadio GNP con el inglés Eric Clapton, quien bajó desde las alturas para llenar de gozo y emotividad a los mortales, con la maestría de su música y guitarra, luego de casi 23 años de ausencia en territorio mexicano.

Slowhand, como lo conocen sus seguidoras, regresó a la Ciudad de México, donde celebró a lo grande 60 años de trayectoria. Apareció en el escenario en punto de las nueve de la noche en medio de una gran ovación. Luego, se dio el lujo de interpretar y revivir las grandes joyas de su repertorio, emotivas y fascinantes.

Con Sunshine of Your Love, su guitarra cautivó a cada uno de los presentes; luego siguió con Key to the Highway, I’m Your Hoochie Coochie Man y Badge. El rock y el blues se hicieron uno. El maestro, con gorra y ropa oscura, reafirmó su genialidad. “Buenas noches”, saludó el legendario artista en español a su emocionada audiencia.

Cuando llegó el momento de Tears in Heaven, que dedicó a su hijo fallecido a los cuatro años de edad, los celulares aparecieron en la multitud. El cantante, con su guitarra en mano y sentado, interpretó la emblemática rola, con la voz de miles unidas a la de Clapton. Down and Out, Running on Faith, Change the world y Golden ring antecedieron a tan emotivo momento en que las almas se fundieron en una sola.

Foto cortesía Ocesa/José Jorge Carreón

En las gradas, entre los vendedores de bebidas y del equipo de seguridad, a pesar de las restricciones, apareció un hombre de la tercera edad, luciendo -con bastón en mano- sus mejores y más exóticos pasos según los acordes que marcaba Slowhand.

Una tras otra continuaron entrelazadas joyas como Got to Get Better in a Little While, Old Love, Cross Road Blues, Little Queen of Spades y Cocaine. Con Before You Accuse Me. La guitarra de Clapton lució los colores palestinos y sus talentosos músicos cerraron a las 22:40 horas una noche extraordinaria.

Desde que se abrieron puertas a las 16:30 horas, comenzaron a llegar fanáticos de todas edades y generaciones que, emocionadas y expectantes, esperaron a que apareciera en el recinto de Iztacalco el legendario compositor de 78 años. El caos alrededor del Circuito Bicentenario y Viaducto fue inevitable, mientras las fuerzas del orden (algunos con caninos adiestrados) vigilaron el exterior del inmueble. Las playeras y accesorios relacionados al músico fueron portados con orgullo entre los seguidores, que también se dieron su tiempo de captar con selfies este momento, entre cada sorbo de bebidas.

Clapton, antes de tomar el control de tantas almas, a las 9 de la noche, invitó a abrir al estadunidense Gary Clark Jr., ganador de cuatros premios Grammy, cantante, guitarrista y compositor, a quien se le conoce porque pisó los escenarios del Vive Latino en 2022 y al que la revista Rolling Stone denominó como “el futuro” del rock y blues a nivel internacional, quien también atrajo a un gran número de fanáticos. Clapton trajo bajo el brazo su reciente álbum, Meanwhile.

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