Nueva York y Washington. La guerra electoral entre el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris, candidatos a la Casa Blanca, se intensifica en la recta final con acusaciones de engaños, corrupción y hasta odio al país de una marxista, al continuar una contienda aberrante donde el objetivo de cada campaña para los últimos cuatro días de proselitismo es promover el voto de sus bases en un país que se distingue por su baja participación electoral.

Los comicios anteriores, como éstos, fueron calificados por ambos contendientes de la de mayor consecuencia en la historia moderna, disputada entre demócratas que llamaban a salvar esta democracia de otros cuatro años de Donald Trump, elección que culminó en un intento de golpe de Estado del republicano, quien proclamaba, como ahora, que es el único que podría salvar al país.

Esa contienda general generó la tasa de participación más alta en más de un siglo –desde 1900, con 66 por ciento del electorado (población con derecho al voto) sufragando– pero un tercio decidió que no deseaba participar en esa crisis existencial de su país.

En procesos anteriores, cuando estaba en juego la dirección de lo que insisten en llamar un faro de la democracia y el líder indispensable del mundo libre, sólo se logró convencer de votar a 60 por ciento (y sólo a 50 de cada 100 en elecciones legislativas no presidenciales) desde 2004, y poco más de 50 por ciento entre 1980 y 2000. En investigaciones y sondeos se descubren todo tipo de explicaciones, pero la más obvia es que entre un tercio y la mitad del electorado no confía en esta democracia, o cree que su voto es inútil y su opinión no cuenta.

Operación: todos a las casillas

Con el empate técnico a escala nacional y en los cinco a siete estados claves que determinarán el resultado final, según los estrategas, quien logre animar más a sus bases y convencerlos de acudir a las casillas ganará la presidencia. Por lo tanto, se continúa acelerando el ritmo de las giras finales de ambos candidatos mientras sus campañas y miles de voluntarios –desde sindicalistas pro demócratas hasta iglesias antidemócratas y en una constelación de organizaciones no gubernamentales dedicadas a diversos temas, hacen millones de llamadas telefónicas, tocan en puertas, e inundan las redes sociales. Sus mensajes son parecidos, pero en sentidos opuestos: de tu voto depende desde los derechos sagrados a portar armas, el derecho de las mujeres a decidir sobre la maternidad, el control de la inmigración hasta el futuro del planeta.

Ambos candidatos están cruzando el país entre los estados claves, con Pensilvania, Nevada, Georgia entre los más visitados por los aspirantes presidenciales, y este viernes Michigan y Wisconsin. Es notable que la gran mayoría de las demarcaciones apenas son tomados, ya que se concluye que ya están definidos. California y Nueva York reciben a los candidatos, pero más por eventos de recaudación de fondos y actos nacionales ya que son mayoritariamente demócratas, mientras que Texas y Florida tampoco son destinos ya que están en la columna republicana.

El extraño sistema electoral

Esto es función del extraño sistema electoral estadunidense donde no hay voto directo para presidente, sino que se celebran 50 elecciones simultáneas por estado, y cada triunfador de un estado se lleva el número de delegados a eso que llaman el Colegio Electoral. Quien obtenga 270 votos en ese colegio, gana la elección, incluso si pierde el sufragio popular.

Diferentes significados de la democracia

El argumento proselitista de Harris lo repitió en todos sus actos en Wisconsin y en comentarios con los medios que la acompañan. Hay un contraste real en esta contienda cuando observes quién está de lado de la democracia y los principios democráticos y quién no, enfatizó la vicepresidenta ayer.

“Trump habla de una lista de enemigos, de usar a los militares estadunidenses contra ciudadanos estadunidenses…. Habla de tal manera que sugiere que debe de haber retribución y consecuencias severas sólo porque la gente está en desacuerdo con él. Mi punto es claro. Yo creo en nuestra democracia”, sostuvo.

Repitió que desea escuchar a los que no están de acuerdo y ser presidenta para todos los estadunidenses. Reprobó la retórica violenta de su contrincante contra opositores políticos. Y en referencia a un flanco muy vulnerable para Harris en torno al apoyo de Israel por parte del gobierno de Joe Biden y ella, donde no deja de enfrentar protestas de jóvenes judíos, musulmanes y por árabe-estadunidenses, hoy fue más directa en el tema, pero sólo por la presión que está sintiendo.

Estoy muy orgullosa de tener un apoyo significativo de la comunidad árabe-estadunidense, tanto por mi posición sobre lo que necesitamos hacer en Gaza y en la región: poner fin a la guerra y recuperar a los rehenes, y mi compromiso es con una solución de dos estados.

Mientras, su contrincante republicano visitó la comunidad árabe-estadunidense en Dearborn, Michigan, que a pesar de ser relativamente pequeña, podría ser determinante en la pugna por el estado clave de Michigan. Aunque dejó todo un poco ambiguo, y tiene un historial de posiciones antimusulmanas, incluyendo impulsar una prohibición de viajes de países musulmanes durante su presidencia, aludió que está ganando cada vez más apoyo de esta comunidad.

La administración Harris-Biden es la más corrupta y deshonesta en la historia. Trump lo compondrá, afirmó ayer el magnate, quien en sus giras reiteró que la mayor amenaza que enfrenta este país es el enemigo interno de la izquierda radical y, por supuesto, los migrantes.

El magnate que todo tergiversa

Saben, hay aquellos que dicen que si no ganamos esta elección podría ser que nunca tendremos otra elección en este país, por culpa de estos lunáticos de la izquierda radical que estamos enfrentando, sin agregar que fue él quien primero expresó esa frase en uno de sus discursos ayer en Warren, Michigan.

El mensaje de cierre de Kamala al pueblo estadunidense es que te odia, declaró Trump ayer. Ella es de San Francisco, es una marxista. A cambio, dijo, “mi mensaje de cierre es: ‘yo amo a América (Estados Unidos’”.

Un inesperado representante de Trump que también está participando en actos para promover el voto para el republicano, y quien estaba con él ayer en Warren, es uno de los herederos de lo que antes fue la aristocracia demócrata, Robert Francis Kennedy Jr. La familia Kennedy se ha distanciado públicamente del hijo de Robert Kennedy y sobrino de John Fitzgerald, repudiando su postura política, pero el nombre aún tiene su jale, y cuando cedió su campaña independiente a la presidencia para endosarla a Trump, los republicanos han gozado con enviarlo a eventos por varias partes del país incluyendo estados claves como Wisconsin.

Con ambos candidatos advirtiendo de un futuro casi apocalíptico para la democracia estadunidense si su opositor gana, tal vez todos están por perder –situación que no necesariamente invita a elevar el nivel de participación de los votantes en esta contienda–.

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