Madrid. La mayoría de los ciudadanos que fueron convocados a las urnas este domingo en los 27 países de la Unión Europea (UE) votaron de forma mayoritaria a las opciones de la derecha tradicional y de la extrema derecha emergente de tintes neofascistas.

Del total de los 720 escaños que integran el Parlamento Europeo, alrededor de 497 pertenecerán a las fuerzas de corte conservador o ultra, mientras que las formaciones socialdemócratas, las “verdes” y anticapitalistas registraron retrocesos generalizados.

En Italia, Francia y Austria, los partidos con un mensaje neofascista y ultraderechista se convirtieron en la primera fuerza, mientras que en Alemania, el país que fue la cuna del nazismo en el siglo XX, se posicionó la segunda.

Los resultados electorales provocaron una tormenta política, con un adelanto electoral en Francia, la dimisión del primer ministro belga, Alexander de Croo, y la preocupación latente ante el futuro del proyecto comunitario.

Tan sólo una semana después de la conmemoración del 80 aniversario del desembarco en Normandia, que fue el primer paso para la derrota definitiva del Ejército nazi, la UE gira de forma abrupta a la extrema derecha. De los seis países fundadores del proyecto comunitario, cinco -Italia, Francia, Países Bajos, Bélgica y Alemania- registraron un avance implacable de este tipo de formaciones políticas, que están en auge en todo el mundo.

Según los resultados ofrecidos por las instituciones comunitarias, el Partido Popular Europeo (PPE) fue la formación más votada en el continente, con lo que revalidará en el Parlamento Europeo su condición de partido hegemónico con 191 diputados, nueve más que hace cinco años.

Pero en el conglomerado de los partidos derechistas, liberales o ultras se concentró más voto que nunca: en el grupo Renovar Europa (RE), que defienden políticas neoliberales y que abogan por una menor intervención del Estado sumaron 83 diputados; el Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos, que tienen como principal valuarte a la primera ministra italiana Giorgia Meloni, sumó 71 diputados; mientras que Identidad y Democracia (ID), llegó a los 57, con la francesa Marine Le Pen como máxima líder.

Además, en el bloque de la derecha, estarían los 45 escaños de diputados no inscritos a ningún grupo, entre ellos los que sumó el partido ultra Alternativa para Alemania, que fue expulsado de ID por realizar comentarios frívolos sobre las masacres de las SS nazis. Y, finalmente, otros 50 diputados de partidos emergentes, que hasta ahora no se habían presentado a los comicios y que proceden de grupos conservadores.

El bloque de la izquierda está liderado por la segunda fuerza del Parlamento, la alianzas de partidos socialdemócratas, con 135 diputados, 19 menos que hace cinco años; los Verdes, con 52, y el grupo de partidos anticapitalistas y comunistas, que sumaron 36. En total, los diputados que representan a partidos de izquierda suman 223, frente a los 497 de la derecha y la extrema derecha. Sin embargo, las formaciones claramente proeuropeas siguen teniendo una mayoría amplía: los 191 del PPE, los 135 de los socialdemócratas y los 83 de RE suman 409 escaños.

La situación en Alemania es especialmente preocupante, ya que la formación en el poder, del partido Socialdemócrata (SPD) del canciller Olaf Scholz pasó a ser la tercera fuerza, con un 15 por ciento de los votos, pero además se situó tres puntos porcentuales por detrás de la extrema derecha AfD, pese a los serios reveses que ha tenido esta formación, con sus dos cabezas de lista retirados de la campaña.

El avance de la extrema derecha, en menor o mayor grado, también sacudió el tablero político de países como Croacia, Grecia, Portugal, Bélgica, Austria, Bulgaria, Malta, Países Bajos, Rumania y Suecia. De ahí la importancia de las palabras de la que está llamada a ser reelegida como presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula Von der Leyen, quien advirtió que “construiremos un bastión contra los extremos, de izquierda y derechas”.

En España, del PP ganó por cuatro puntos porcentuales al partido del presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez, que sin embargo resistió frente a los vaticinios de las encuestas, que auguraban un desplome. La extrema derecha de Vox se consolidó como la tercera fuerza del país, con seis diputados, seguidos por la coalición de fuerzas independentistas Ahora Repúblicas, con tres, la alianza de izquierdas Sumar -socia del gobierno central-, con otros tres; la fuerza emergente de corte populista de derechas, Se Acabo la Fiesta (SALF), con tres. Finalmente Podemos tendrá dos diputados, Junts per Catalunya (JxCat), uno, y el Partido Nacionalista Vasco (PNV), otro más.

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