En esta recóndita comunidad enclavada en lo mas profundo de la Sierra Tarahumara, con el bastón de mando que le había entregado momentos antes la comunidad rarámuri, la presidenta Claudia Sheinbaum se veía contenta y satisfecha. Llegó al encuentro con este pueblo originario para resarcirles parte de lo mucho que les habían arrebatado: más de 2 mil hectáreas de tierra que les fueron despojadas. Es un acto histórico, de justicia social que les resarce la dignidad, les dijo.

Para ello hizo a un lado las vicisitudes de la política nacional y, acompañada de la gobernadora de extracción panista, María Eugenia Campos, hizo públicos los decretos que restituyeron parte de los territorios que les fueron arrancando a los rarámuris durante siglos.

“Hoy estamos haciendo justicia. La justicia es una palabra muy profunda, es la esencia de la Cuarta Transformación, la justicia social, sobre todo. Que no se abandone nunca más a los pueblos originarios, que no se piense que el progreso va por encima de los pueblos originarios.

Que no se despoje nunca más de su tierra a los pueblos originarios, sino todo lo contrario, que se resarza lo que históricamente se les ha quitado y que se reconozca su valor como la esencia, como el México profundo, sobre todo, con la dignidad.

Era el principio del cumplimiento del Plan de Justicia para el pueblo rarámuri que comenzó a concebirse bajo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. La comunidad festejó la firma de los decretos de resarcimiento y titulación de mil 485 hectáreas a la comunidad de Huasachiche y 693 hectáreas a la comunidad de San Elías Repechique, amparados en la figura de propiedad comunal tradicional, que se incorporó a la reciente reforma constitucional para beneficio de los pueblos indígenas.

Entre la comunidad rarámuri había alegría por este acto de justicia social; prepararon un ceremonial para recibir a Sheinbaum y conferir el trato de gobernante en su tierra y con sus rituales. Le expresaron gratitud con su música, con sus costumbres. No obstante, son tantas las carencias que aprovecharon esta insólita visita de la Presidenta a esta región, donde nunca se presentan los gobernantes, para reseñar las críticas condiciones en que viven.

Su presencia en este momento es de alegría y esperanza para que nuestras comunidades, esperamos que con su autoridad en la Presidencia de la República se atiendan de fondo los problemas que aquejan a nuestra gente, le expresó Manuel Parra, secretario de la Guardia Nacional de la Comunidad de Mogotavo.

Enseguida, hizo una cruda descripción de la realidad de las comunidades: le habló de la muerte por desnutrición de los niños que es muy elevada; pidió auxilio para que los pueblos tengan condiciones mínimas para producir los alimentos que necesitan. Se refirió a la insuficiencia de los servicios de salud en estas tierras: que se construyan más en los lugares alejados y, sobre todo, que cuenten con médicos y enfermeras que hablen nuestro idioma y conozcan las costumbres y que haya el traslado de enfermos graves.

Explicó la angustiante sequía que agobia a las comunidades desde hace por lo menos dos años y la consiguiente falta de agua; le pidió mejoras a las escuelas de los niños rarámuris que incluya clases en su lengua porque nadie puede aprender si no entiende y que los contenidos educativos se refieran a sus pueblos.

Y rubricó: a pesar de estos despojos, las comunidades seguimos presentes, algunas existiendo dentro de ejidos, comunidades agrarias o predios particulares; en tierras en las que hemos vivido por generaciones y de las que no somos dueños de los títulos, pero sí del dominio pleno de la posesión por cientos de años, como la comunidad de Mogotavo que, por argucias legales, fuimos despojados de mil 500 hectáreas y de las que solicitamos que, a través del diálogo y los acuerdos, nos sean restituidas..

En su oportunidad, Campos habló de la confluencia de objetivos entre los gobiernos federal y estatal para mejorar las condiciones de la Sierra Tarahumara, a partir de una política humanista en la que convergen. Sostuvo que la deuda que se tiene con los pueblos originarios dista mucho de ser política, pues es una moral y es humanitaria.

En respuesta a las demandas rarámuris, Sheinbaum dijo que el Plan de Justicia para este pueblo no se agota en este resarcimiento de tierras, y anticipó que habrá una fuerte presencia en la región, no sólo con todos los programas sociales sino también con acciones conjuntas con el gobierno de Chihuahua.

La Cuarta Transformación significa justicia social y devuelve la dignidad a los pueblos originarios y al pueblo de México que durante muchos años se les arrebató, dijo Sheinbaum.

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