Tel Aviv. Israel ha retirado la mayor parte de sus tropas de tierra del sur de Gaza, exactamente seis meses después del principio de su ofensiva posterior al ataque de Hamas, el 7 de octubre.

Quedó en Khan Younis una sola brigada, a cargo de la seguridad del “corredor Netzarim”, que divide la franja, de acuerdo con reportes locales. No estaba claro si el retiro retrasará la incursión en la ciudad sureña de Rafá, que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirma que es necesaria para eliminar a Hamas.

El hecho ocurre mientras aumenta la presión sobre Gran Bretaña para que suspenda la venta de armas a Israel, después de que siete trabajadores humanitarios, entre ellos tres británicos, fueron asesinados por militares israelíes. El viceprimer ministro Oliver Dowden declaró a Sky News que Israel ha cometido “grandes errores” durante el conflicto y que el Reino Unido los ha medido con una “norma muy alta”.

Dowden insistió en que su gobierno no dará “carta blanca” a Netanyahu y que mantiene “robustas conversaciones” con Tel Aviv.

También precisó que cualquier detención en las ventas de armas era decisión de la secretaria de negocios, Kemi Badenoch, por consejo del secretario del exterior, David Cameron, y que éste “no había cambiado su consejo” hasta el momento. Sin embargo, Cameron advirtió que el apoyo británico a Israel no es incondicional y que los palestinos en Gaza están al borde de la hambruna.

Añadió que la situación en Gaza es “funesta” y que “la perspectiva de hambruna es real”, en momentos en que se destinó un barco de la Real Armada para ayudar a llevar “ayuda salvadora de vida” a la franja. “Desde luego, nuestro apoyo no es incondicional: esperamos que una democracia tan orgullosa y exitosa se norme por el derecho humanitario internacional, incluso al ser desafiada de esta forma. Como potencia ocupante, Israel tiene una responsabilidad ante el pueblo de Gaza”, escribió Cameron en el Sunday Times.

Israel había planeado una invasión terrestre de Rafá, debido a su afirmación de que esa ciudad sureña, cercana a la frontera con Egipto, es un enjambre de bastiones remanentes de Hamas. Sin embargo, la ciudad se ha vuelto el último refugio para más de un millón de palestinos que se protegen de los bombardeos israelíes en otras partes. Naciones Unidas ha advertido que un asalto a Rafá conduciría a “una masacre”.

Con posterioridad al retiro de tropas, el vocero del gobierno israelí, Avi Hyman, advirtió que Netanyahu continuaría “absolutamente” con una invasión de Rafá por tierra. “Si no seguimos adelante con la invasión, perdemos la guerra”, añadió.

La Casa Blanca indicó que probablemente el retiro de tropas fue para que pudieran “descansar y reacondicionarse”, más que una acción dirigida a una nueva operación. “Llevan cuatro meses en el terreno; lo que se nos ha dicho es que están cansados”, declaró a la ABC el vocero del Consejo Nacional de Seguridad, John Kirby. Sin embargo, una fuente de alto rango del gobierno israelí dijo a Sky News que el retiro probablemente se vincula con las negociaciones vigentes con Hamas con respecto a los rehenes israelíes, pues Netanyahu está “desesperado” por lograr un acuerdo. Está programado reanudar pláticas en El Cairo este domingo.

Imágenes de Khan Younis filmadas este domingo mostraron a algunos palestinos regresando de un paisaje marcado por edificios destrozados y trepando sobre escombros para explorar vestigios derrumbados y polvorientos. Había automóviles volcados y achicharrados.
Hasta 33 mil 137 palestinos han perecido en Gaza desde el 7 de octubre, de acuerdo con las autoridades de salud de la franja, gobernada por Hamas. El gobierno no distingue entre muertes de civiles y de combatientes, pero afirma que las mujeres y los niños constituyen dos terceras partes de los decesos.

Entre tanto, las fuerzas armadas israelíes declararon este domingo que habían completado un paso más en preparación para una posible guerra en su frontera norte, donde han estado intercambiando fuego con Hezbolá durante seis meses. Anteriormente lanzaron ataques aéreos en el este de Líbano e impactaron en sitios de infraestructura de Hezbolá, después de que el grupo, apoyado por Irán, derribó un dron israelí. Hezbolá afirmó haber lanzado docenas de cohetes Katyusha, que dieron en una base de defensa aérea en las Alturas del Golán, ocupadas por Israel.

Proyectiles israelíes han dado muerte a unos 270 combatientes de Hezbolá y a unos 50 civiles, señalan fuentes de seguridad, y desplazado a unas 90 mil personas en el sur de Líbano. Del otro lado, unos 60 mil israelíes han sido desalojados de la zona fronteriza del norte, y 18 personas, entre civiles y soldados, han muerto, según cuentas israelíes.


© The Independent
Traducción: Jorge Anaya

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