El Cairo., Israel exigió ayer evacuar Jan Yunis (sur), rodeó con tanques el campamento de refugiados de Jabaliya (norte) e intensificó su ofensiva aérea y terrestre contra la población y supuestos puestos de mando de Hamas en la franja de Gaza, mientras ambos bandos beligerantes conmemoraban el primer aniversario de la guerra que ha dejado casi 42 mil palestinos asesinados y más de 93 mil heridos y amputados.

El detonante de la confrontación fue la incursión del movimiento de resistencia islámica en Israel, que se saldó con mil 200 muertos y 250 rehenes el 7 de octubre de 2023.

En este contexto, en Cisjordania reocupada, que también es severamente golpeada por Tel Aviv y colonos israelíes, un niño palestino de 12 años fue asesinado en enfrentamientos entre jóvenes y soldados israelíes, informó el ministerio palestino de Salud.

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, afirmó que Tel Aviv está cambiando la realidad de seguridad en Medio Oriente para impedir que lo que pasó el 7 de octubre vuelva a pasar, y advirtió que están obligados a traer de vuelta a los rehenes. Añadió que Israel está en una guerra por su existencia, la guerra de la resurrección. Así me gustaría llamarla oficialmente.

El brazo armado de Hamas, las Brigadas de Ezzeldin Al Aqsa, informaron que se preparan para una larga guerra de desgaste que será cara para el enemigo. La operación Tormenta de Al Aqsa –así es como Hamas denomina los ataques del 7 de octubre– debe su nombre a la mezquita de Al Aqsa, en Jerusalén, el tercer sitio más sagrado, junto con La Meca y Medina, para el islam sunita.

En abril de ese año la policía israelí ejecutó un desalojo en Al Aqsa, ubicada en la Explanada de las Mezquitas, acto que Hamas reclamó, entre otros, como justificación de su ataque seis meses después. Fue una respuesta natural a la ocupación, su aceleración de los planes de asentamiento, el cerco y agresión contra la mezquita de Al Aqsa intentando liquidar la causa palestina, y al incremento de las torturas contra los prisioneros, explicó un alto cargo de la organización, Jaled Meshal, al diario Filastin.

El líder supremo iraní, el ayatollah Ali Jamenei, declaró que esta operación hizo retroceder 70 años el régimen sionista, en un mensaje en hebreo publicado en su cuenta de X.

Al menos 17 cadáveres fueron llevados al hospital de Al Awda, tras la ofensiva en Jabaliya por aire y tierra. En Deir Balah (centro), donde se refugian un millón de desplazados, 11 personas resultaron heridas en un ataque aéreo que alcanzó tiendas de campaña en el interior del hospital Al Aqsa, donde, según Israel, había un centro de mando de Hamas.

Civiles gazatíes expresaron a Reuters su desesperado deseo de volver a la vida anterior a la guerra. Tengo seis hijos, mi mayor carga era cómo proporcionarles un hogar y conseguir que se casaran. Pero después del 7 de octubre, esto quedó en nada. Después de 58 años de trabajo para mí, igual que para mi padre, todo se convirtió en polvo y piedras, declaró Abu Hassan Shaheen.

Reporteros de Ap describieron Gaza como un territorio de montañas de escombros, donde antes había bloques de departamentos, y charcos de agua contaminada. Las calles se han convertido en cañones de tierra y el aire está impregnado del hedor de cadáveres no recuperados.

Ayer sonaron las sirenas en Tel Aviv y otras ciudades israelíes. Hamas disparó dos cohetes desde Gaza, hiriendo a dos personas en la capital. Hezbollah atacó desde Líbano con más de 135 proyectiles y prometió que seguirá combatiendo la agresión de Israel, al que calificó de ente canceroso que debe ser eliminado. Además, acusó a Tel Aviv de usar de escudos humanos a los miembros de la Fuerza Interina de Naciones Unidas. Los hutíes lanzaron desde Yemen dos misiles contra la ciudad de Jaffa, sur de Tel Aviv, que Israel confirmó haber interceptado.

En el frente de Líbano, Israel lanzó más bombardeos contra Beirut, donde aviones de combate atacaron la sede de la Inteligencia de Hezbollah, de acuerdo con las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).

En total, Tel Aviv apuntó contra 70 posiciones de Hezbollah en las últimas 24 horas, sitios de producción de municiones, plataformas de lanzamientos, puestos de mando, depósitos de armas y otros edificios militares en el sur de Líbano, donde al menos 10 socorristas murieron en un ataque aéreo contra una estación de bomberos.

En la frontera entre ambos países, Israel declaró nuevas zonas militares cerradas cercanas a la costa. Por su seguridad, absténgase de estar en el mar o en la playa desde ahora hasta nuevo aviso, dice el comunicado de las FDI.

La infantería israelí entró ayer en la aldea fronteriza libanesa de Maroun Ras. Decenas de tanques se reunieron cerca de la frontera con el Líbano mientras eran cubiertos por drones y aviones de combate israelíes, narraron testigos; las FDI confirmaron operaciones específicas, limitadas y localizadas en la zona y la muerte de dos soldados, con los cuales suman 11 desde el inicio de la invasión terrestre, hace una semana.

Asimismo, más de 400 mil personas han salido del Líbano hacia Siria desde el 23 de septiembre, reportó Beirut; al menos mil 400, entre civiles, médicos y combatientes de Hezbollah, han muerto, y 1.2 millones han sido expulsados de sus hogares, publicó el periódico The Guardian. Las FDI bombardean también este paso fronterizo y colocan en grave riesgo a los civiles desplazados y obstaculizan las operaciones humanitarias, informó Human Rights Watch, y advirtió a los aliados de Israel que serán cómplices de ataques ilegales si le siguen dando armas.

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