Beirut. Israel afirmó haber dado muerte a un comandante de alto rango de Hezbollah en un ataque a Beirut, hecho que acrecienta los temores de una guerra sin cuartel en la frontera entre ese país y Líbano.

El ejército israelí informó que Ibrahim Aqi Aqil, del cuerpo militar de mayor rango de Hezbollah y comandante en funciones de la fuerza de élite Radwan, murió junto con otros comandantes de la unidad.

Funcionarios libaneses de Salud declararon que por lo menos 14 personas perdieron la vida y 66 resultaron heridas en el ataque que destruyó varios edificios de departamentos.

La acción asestó otro golpe al grupo Hezbolá, luego de que sufrió un ataque sin precedente a principios de la semana, en el que bípers y radios portátiles de comunicación usados por sus miembros explotaron, con el resultado de al menos 37 muertos y más de 3 mil heridos. Hay la extendida hipótesis de que el ataque fue cometido por Israel, que no ha confirmado ni negado su participación.

En otro bombardeo israelí en Beirut, en julio pasado, pereció el comandante de Hezbollah Fuad Shukr. Y otro ataque, en enero, también se dirigió contra altos oficiales del grupo.

Reportes no confirmados indican que Aqil participó en dos bombazos de Hezbollah: uno en la embajada estadunidense en Beirut y otro al cuartel de la infantería de marina estadunidense, en los que perecieron más de 300 personas. El año pasado, Washington ofreció una recompensa internacional de 7 millones de dólares por información que condujera a su localización, arresto o enjuiciamiento.

La noche de ayer se pudo ver una gruesa nube de humo elevándose sobre la parte sur de la ciudad, en tanto imágenes de video mostraron docenas de autos destruidos y escombros tapizando la calle, junto con varios edificios de muchos pisos destruidos.

John Kirby, vocero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, comentó que no estaba enterado de ninguna notificación de Tel Aviv a Washington antes del ataque a Beirut, y añadió que ciudadanos estadunidenses recibieron una estricta advertencia de no viajar a Líbano, o de salir del país si ya están allá. Gran Bretaña ha hecho el mismo llamado. El secretario británico de Relaciones Exteriores, David Lammy, presidió una reunión ayer para discutir preparativos a fin de evacuar a los ciudadanos de su país de Líbano, en caso necesario.

La guerra no es inevitable, sostuvo Kirby, y continuaremos haciendo todo lo que podamos para tratar de evitarla.

El ataque aéreo en Beirut, que mató a su mando de élite, sucedió horas después de que Hezbollah lanzó unos 140 cohetes hacia el norte de Israel. El líder del grupo, Hassan Nasrallah, juró el martes tomar represalias contra Israel por los ataques con explosivos a los dispositivos de comunicación.

No obstante, el grupo islamita afirmó que la descarga de cohetes de ayer fue en represalia por los ataques israelíes a poblados y casas del sur de Líbano, no por los dos días de ataques previos.

Los militares israelíes informaron que los cohetes llegaron a su territorio en tres oleadas la tarde del viernes, a diferentes sitios a lo largo de la frontera con Líbano.

Unos 20 misiles fueron dirigidos a zonas de Los Altos del Golán ocupadas, así como a las poblaciones israelíes de Safed y Alta Galilea; algunos fueron interceptados.

Indicaron que brigadas de bomberos trabajaban para extinguir los incendios causados por pedazos de escombros en llamas que cayeron al suelo en varias partes, sin confirmar si algunos misiles dieron en sus blancos o causaron bajas. Otros 20 misiles de Hezbollah fueron disparados hacia las zonas de Merón y Netua, unos 40 kilómetros al oeste de Los Altos del Golán. La mayoría cayeron en áreas abiertas, dijeron los militares, y añadieron que no se reportaron lesionados.

Hezbollah aseguró que sus ataques recientes con cohetes Katyusha apuntaron a varias ubicaciones de la frontera, entre ellas bases aéreas, así como al cuartel de una brigada blindada israelí, a la que afirmó haber impactado por primera vez.

El conflicto actual de Israel con Hezbollah se encendió un día después de que Hamas lanzó su ataque del 7 de octubre, en el que dio muerte a unas mil personas y capturó a 251 rehenes; entonces comenzó un intercambio casi cotidiano de fuego a través de la frontera, pero las tensiones han crecido en semanas recientes.

Hezbollah afirma que no dejará de disparar sobre la frontera hasta que Israel detenga su ofensiva aérea y terrestre en Gaza, dirigida a desarraigar operativos de Hamas.

En tanto, los hospitales en Líbano se vieron inundados de muertos y heridos esta semana, después de que bípers y walkie-talkies electrónicos usados por Hezbollah estallaron al unísono.

El grupo islamita libanés y el gobierno local –que son autoridades separadas– culparon a Israel de esos ataques. Fuentes de alto nivel han apuntado a Mossad, la agencia israelí de espionaje internacional, como autora de una operación que debió requerir meses de preparación.

Una fuente libanesa, familiarizada con el caso de los walkie-talkies que estallaron el miércoles, sugirió que a esos dispositivos se les incorporó un compuesto altamente explosivo conocido como PETN, el cual se habría adosado al compartimiento de la batería, lo que lo habría hecho extremadamente difícil de detectar.

Una segunda fuente de seguridad declaró a Reuters que los bípers que estallaron un día antes también contenían explosivos.

Una fuente de la inteligencia estadunidense manifestó más tarde a ABC News que Israel había logrado intervenir la cadena de suministro del equipo destinado a Hezbollah a fin de manipular el ensamble de los bípers.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

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