Texcoco, Méx. Investigadores de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) impulsan la producción sustentable del acocil como alternativa de proteína animal saludable; identificado como recurso acuático con grandes posibilidades para su reproducción ex situ y, eventual aprovechamiento comercial.

El acocil fue un implemento de tributo en la gran Tenochtitlán, llamado por los españoles “camarón de agua” y platillo exclusivo de la nobleza mexica.

En el Acuario Invernadero Chapingo de Preparatoria Agrícola, los investigadores Higinio Francisco Arias Velázquez, María Sol Robledo Monterrubio y Neydi Pérez Álvarez, impulsan la producción sustentable del acocil.

Higinio Arias, encargado del Acuario explicó que la producción en cautiverio del acocil no necesita insumos e infraestructura costosa pues es una especie noble para iniciar su cultivo y puede ser empleado en regiones rurales con cuerpos de agua dulce.

Señaló que el acocil tiene cuidados maternos, la hembra protege a sus huevos hasta que nacen; lo cual representa una característica importante en su éxito como especie.

“Para iniciar su cultivo se requiere de cerca de 300 ejemplares y se calcula la obtención mil 500 a dos mil huevecillos, con un porcentaje de eclosión del 70 por ciento. En las instalaciones del Acuario se tiene un sistema wet-dry de filtrado biológico para la cría y cultivo de acociles; al tiempo de reducir el canibalismo”.

Actualmente en la UACh se realizan estrategias de conservación, preparación de equipo para la reproducción de acocil, análisis taxonómicos de la especie Camberallus montezumae, así como estudios del desarrollo embrionario en el laboratorio de histología, detección de comportamiento reproductivo, registro de dimorfismo sexual, obtención de crías y manejo de la temperatura ideal en los estanques de cría.

Los investigadores afirmaron que observaron que la temperatura del agua influye en la reproducción del Camberallus montezumae: la menor presencia de hembras ovígeras se da en los meses fríos y la mayor en los meses cálidos del año.

Sostuvieron que la oxigenación, el potencial de hidrógeno, la luz y la turbidez del agua son esenciales durante los procesos reproductivos del acocil. “Estos crustáceos son depredadores de moluscos y larvas de insectos, son carroñeros o comedores de materia orgánica de fondos acuíferos y también pueden llegar a ser caníbales cuando existe competencia por alimento; aunque son animales con bajas demandas nutricionales y presentan adaptaciones gastrointestinales que les permiten cubrir sus necesidades alimenticias”.

Destacaron que en condiciones controladas el Camberallus montezumae acepta cualquier tipo de alimento y muestra una alta digestibilidad hacia una amplia variedad de materiales alimenticios.

Respecto a su comportamiento reproductivo, se sabe que éste es violento y a veces la hembra resulta muerta. La cantidad de huevos depende del tamaño de la hembra, la cual siempre es más robusta que el macho.

Los huevecillos son esféricos de color verde olivo o negro, algunas especies llegan a presentar color naranja. La extinción del acocil implica también la pérdida de la información genética de una especie nativa que es una rica fuente de ácidos grasos esenciales, principalmente omega-3 y omega-6; aporta vitaminas hidrosolubles, minerales, potasio, calcio y magnesio.

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