Ciudad de México. La mayor barrera de la educación para la paz en el mundo, y en particular en México, “son la guerra y las violencias criminales que se normalizan echando raíces en la sociedad como parte de la cultura”, afirmó Pablo Romo Cedano, integrante de la organización civil Serapaz y ex director del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas.

No obstante, destacó que educar sobre derechos humanos “puede empoderar a la ciudadanía para demandar justicia y respeto por sus garantías individuales”.

En este sentido, en la conferencia magistral Educación para la paz como motor de la democracia, en el Instituto Nacional Electoral (INE), exhortó al gobierno federal a recocer y nombrar a sus víctimas, como lo son las personas desaparecidas, los jóvenes reclutados forzadamente y quienes han muerto asesinados o ejecutados extrajudicialmente.

Ante el consejero Martín Faz y María Elena Cornejo, directora ejecutiva de Capacitación Electoral y Educación Cívica, Romo Cedano expuso parte de la evolución de dicha disciplina, que en el siglo XXI se ha extendido para no sólo abordar el tema de las guerras, sino otras formas de violencias como el terrorismo, la violencia de género, el racismo y las desigualdades económicas.

Indicó que también la irrupción de las tecnologías han abierto nuevas posibilidades para acceder a recursos educativos, participar en debates globales y colaborar en iniciativas trasnacionales, pero igualmente han plateando nuevos retos, como el aumento del discurso de odio y las violencias en línea.

Asimismo, alertó que “es imprescindible incorporar en nuestras reflexiones el abordaje crítico a la comunicación, las falsas verdades, el acoso, el bullying, las violencias denigrantes que se reproducen como verdades”.

Romo Cedano ejemplificó con la campaña para la Presidencia en Estados Unidos, que “se desarrolla en medio de una polarización increíble”, y en donde la idea difundida por Donald Trump de que “los migrantes se comen a los perros y a los gatos ha sido aceptada por su fanatismo acrítico de seguidores irreflexivos”.

 

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