Ciudad de México. Un “combate” de trovadores y “duelo de canciones” entablaron Alejandro Filio y Fernando Delgadillo en el Frontón Bucareli, donde los reunidos en el lugar se olvidaron del caos citadino, de las condiciones climáticas y de las dolencias del alma en una noche inolvidable, en la cual resonaron letras con historias “de amor, de peleados, divorciados y de los protagonistas de la indecisión”.

El concierto que prometía tocar las fibras de la audiencia cumplió con las expectativas, pues las líricas emergieron primero, discretas y, luego captaron los sentidos, a través de la música, la magia y poesía, en un escenario emblemático que ha albergado numerosos eventos culturales en la historia de México. Fue una velada donde pocos celulares aparecieron, pues la mayoría del público se dedicó a vivir el presente y la fuerza interpretativa que emergía de los cantantes.

Con temas del pasado y de su material más reciente, Filio y Delgadillo inundaron el recinto con su voces y el sonido de sus guitarras, en un formato -que según comentaron- ya han presentado y seguirán llevando a otros lugares.

“Esta costumbre que nos estamos haciendo de cantar juntos no está gustando y la verdad esperamos que esta noche salgan contentos después de haber escuchado también a nuestros vástagos”, expresó Alejandro Filio y se echaron el clásico volado para ver quién iniciaba el duelo musical. Con El camino, Delgadillo abrió el intercambio de metáforas y luego Filió interpretó con potencia Esta inmensidad, que propició gritos de agrado entre los asistentes.

Después se escucharon Julieta, Esa mujer, Siete meses luz, Ojos verdes, Verdes siempre, Del perdón, Pensándote, entre otras historias románticas hechas canción, que también abarcaron el tema de la patria y de México, en cuyo apartado El engaño resultó vibrante en la voz de Filio.

El concierto íntimo se convirtió, por momentos, en un ameno conversatorio, pues ambos cantantes recordaron anécdotas, se halagaron sus respectivas composiciones y voces, hablaron sobre el entorno, sobre la patria y de las expectativas positivas que se tienen sobre la presidenta electa de México, entre otros temas que aludieron con “jiribilla”, los cuales que llegaban de acuerdo a lo que iban interpretando de manera alterna.

La noche de trova, fue abierta por los hijos de Filio y Delgadillo, Héctor y Daniel, de manera respectiva, quienes continúan con el legado artístico y tras cantar un par de temas cada uno, se retiraron para dejar el escenario a sus conocidos progenitores.

Entonces, los seguidores de la trova mexicana, se emocionaron y comenzaron a disfrutar del talento de dos grandes músicos en un mismo escenario; escucharon temas que recordaban y habían reconfortado su corazón, cantaron, escucharon con atención obras recientes y también solicitaron a gritos temas que querían que fueran interpretados por los cantantes y compositores, reafirmando la relevancia y vigencia de este género en la musical actual.

Fernando Delgadillo, con más de tres décadas de trayectoria es reconocido por su contribución a la trova mexicana, ha cautivado a su audiencia con su estilo poético y melódico, convirtiéndose en un referente indiscutible de la música contemporánea en México.

Nacido en la Ciudad de México en 1965, ha trascendido fronteras, llevando su música a diversos países de América Latina y Europa, acumulando seguidores que valoran la profundidad emocional de sus composiciones. Sus álbumes han alcanzado un estatus de culto, reflejando la evolución de su talento y la capacidad de su música para resonar con una audiencia diversa.

Alejandro Filio, nacido en Tampico, Tamaulipas, en 1954, es otro pilar de la trova, con una carrera de más de cuatro décadas que ha sido reconocido por sus letras profundas y su habilidad para contar historias a través de sus canciones. Ha lanzado varios discos y compartido escenario con numerosos artistas de renombre, tanto a nivel nacional como internacional.

Así, en la noche lluviosa del viernes, la música y la palabra, se entrelazaron para recrear una experiencia única con la trova de Filio y Delgadillo en el Frontón Bucareli, en un encuentro musical que quedó grabado en la memoria.

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