Otawa. El estreno estadunidense del controvertido documental Russians at War, sobre la invasión de Ucrania por Rusia, previsto para este viernes en el Festival Internacional de Cine de Toronto, fue cancelado por “amenazas”.

Desde su presentación en el Festival de Venecia, esta película de una directora ruso-canadiense que da voz a los soldados rusos ha despertado la ira de personalidades culturales y políticas ucranianas, que la consideran un acto de “propaganda” del gobierno de Vladimir Putin.

El martes hubo en Toronto manifestaciones callejeras exigiendo la cancelación de las tres proyecciones previstas durante el festival.

Canadá tiene la segunda mayor diáspora ucraniana del mundo, con 1.3 millones de personas.

Los organizadores reaccionaron inicialmente diciendo que mantenían las proyecciones previstas para el viernes, sábado y domingo, antes de dar marcha atrás el jueves debido a “la existencia de amenazas importantes para las operaciones del festival y la seguridad pública”.

Suspender las proyecciones fue “una decisión sin precedentes” para el festival, señalaron, y se comprometieron a proyectar la película “cuando sea seguro hacerlo”.

La policía de Toronto dijo a la Afp el viernes que la decisión fue “tomada de forma independiente por los organizadores del evento y sin seguir las recomendaciones del servicio de policía de Toronto”.

“No tenemos información sobre amenazas futuras o potenciales en este momento”, añadió su portavoz Laurie McCann.

Para este documental, la cineasta Anastasia Trofimova pasó varios meses en un batallón ruso en el frente ucraniano, recogiendo testimonios de soldados.

Según un periodista de la Afp que vio la película, de unas dos horas de duración, los combatientes que se ve en la pantalla parecen haber perdido el sentido de su participación en este conflicto.

Trofimova dijo a la Afp que su película era “un documental contra la guerra” que mostraba a “gente corriente”.

Pero para Andrii Yermak, jefe del gabinete del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, el filme debería ser “prohibido” porque presenta “al agresor como una víctima” y “distorsiona la realidad”.

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