Ciudad de México. Fabbio, el perro al que su dueño ha caracterizado como piloto de Fórmula Uno y que circula en un remolque de bicicleta que simula el auto de Sergio Pérez, es una atracción donde sea que se plante. Jorge Alvarado, a cargo de la mascota, está instalado en la puerta del Autódromo Hermanos Rodríguez, también vestido con ropa alusiva a Red Bull y a Checo, para apoyar desde afuera a la estrella mexicana del automovilismo.

“Aunque sea desde afuera, porque los precios de los boletos están por las nubes”, lamenta el dueño de Fabbio.

Pese a que Fabbio, o el perrito Checo Pérez, como muchos lo llaman, es una sensación, el dueño no se explica por qué nunca los han invitado al Gran Premio de la Ciudad de México.

“No lo entiendo, porque hay carreras en las que se ven los perritos de Lewis Hamilton (Mercedes) o de Charles Leclerc (Ferrari) y nosotros también le hacemos publicidad al Gran Premio de México, pero nadie nos ha ofrecido estar como invitados. Como sea, nosotros apoyamos desde afuera, porque de eso se trata”, dice Alvarado.

Mientras tanto, Fabbio se levanta en sus patas traseras y la gente se desmorona de ternura y le piden fotos y videos. Algunos incluso lo saludan; lo conocen porque suele participar en las rodadas dominicales para bicicletas en Paseo de la Reforma.

“Incluso Checo Pérez conoce a Fabbio”, dice Alvarado; “en una entrevista le preguntaron cuál era su animal favorito y respondió que amaba los perritos como Fabbio”, comentó orgulloso Alvarado, quien ahora aprovecha la fama de su perro para buscar fondos y ayudar a animales en situación de calle.

 

 

 

 

 

 

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