Santiago. Lejos de mejorar, todo ha empeorado en Bolivia desde que en junio pasado fracasó un alzamiento militar para derrocar al presidente Luis Arce, se perdió la ventana de oportunidad como reimpulso que la derrota de los golpistas pudo significar para el gobierno, dice Hugo Moldiz, ex ministro de Gobernación, economista y catedrático.

Las cosas han ido de mal en peor, la realidad ha ido poniendo al descubierto que los intereses personales de Evo Morales contaminaron el escenario político, poniendo en serio riesgo la continuidad del proceso de cambio, dice en entrevista con La Jornada desde La Paz.

Las más de tres semanas de bloqueos de carreteras en Cochabamba y hacia el oriente del país se asocian a una guerra interna que sólo interesa a los que votan por el Movimiento al Socialismo (MAS), intranquilizando a la población y dañando la economía, agrega quien en 2015, en el tercer gobierno de Morales, fue ministro por cuatro meses.

El bloqueo es una de las armas más poderosas de las que ha hecho uso el movimiento campesino, obrero y popular en Bolivia. Y han dado resultado en la medida que eran portadoras de causas de interés nacional. Pero esto no está sucediendo ahora, más bien provoca un repudio que es muy grande, precisa.

Acerca de las precondiciones del evismo para negociar el fin de aquéllos –levantar la denuncia penal contra el ex presidente por la presunta violación de una menor y que se le habilite como candidato–, sostiene que en ninguno de los casos el gobierno tiene atribuciones constitucionales; además se daría un tiro de gracia porque la inmensa mayoría condena el bloqueo y la búsqueda de impunidad.

Moldiz admite que políticamente el gobierno está golpeado porque además del embate permanente del ex aliado, la situación económica –escasez de combustibles, depreciación de la moneda, inflación– lo coloca en muchísimas dificultades.

Creo que Morales lleva adelante una estrategia de suicidio político, está dispuesto a llevarse todo por delante, destruir el Estado plurinacional y acabar con el proceso de cambio, afirma.

La ventana de oportunidad que se abrió en junio y que significó diálogos con sectores productivos varios, fracasó porque el Parlamento bloquea iniciativas referidas a créditos externos y a la industrialización de litio con concurso ruso y chino.

Respecto de la continuidad de los bloqueos, rechaza la noción de que el liderazgo de Morales –quien el sábado pidió como hermano mayor, dijo, levantarlos al tiempo que iniciaba una huelga de hambre– pueda estar siendo sobrepasado.

“Quienes conocemos a Evo sabemos que su liderazgo ha sido construido a partir de una sobreconcentración de decisiones. En realidad es un estratagema.

“Evo piensa que si Lucho Arce no le garantiza ser candidato y no lo excluye de la denuncia penal, tiene que sacarlo para tener de presidente interino a una persona que le permita lograr lo que no puede hacer hasta ahora.

Yo creo que detrás de esto obviamente hay mano enemiga, hay terceros invisibles que lo que han hecho es meter leña al fuego para hacer implosionar el proceso de cambio, para llevarnos a un nivel de guerra interna tan grande que prácticamente la población termine saturándose y rechazando a cualquiera de las dos facciones.

–¿Y de dónde provendrían esas fuerzas?

–Yo creo que la única fuerza capaz es Estados Unidos, no sería la primera vez. Estoy absolutamente convencido de que la estrategia estadunidense ha logrado lo que no pudo el golpe de 2019. Porque no es desde afuera que se debilita y termina el proceso de cambio, sino desde adentro a partir de hacer una implosión en el MAS y los movimientos sociales para dañar al gobierno de Arce.

Rechaza la idea de una mediación internacional porque el país no está en guerra.

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