Los partidos de pretemporada producen poca tensión en las gradas. La mayoría de los equipos juega a una velocidad distinta, más lenta, con poco ánimo y liberados de toda presión. El resultado certifica lo lejos que aún están de su mayor potencial, como en el caso de Chivas y Atlas, rivales acérrimos que ayer protagonizaron una gris edición del clásico tapatío. Tras el empate a cero en los 90 minutos, el Rebaño ganó 5-4 en penales para avanzar a la final de la denominada Copa Pacífica.
Todos los síntomas de un encuentro de bajo nivel se dieron en Guadalajara. Hubo silbidos, bostezos, momentos en los que la pelota no pasaba del medio campo y los porteros parecían simples espectadores bajo los tres postes. Gonzalo Pineda tuvo su estreno como director técnico de los rojinegros al igual que el español Óscar García Junyet, antiguo ayudante del neerlandés Johan Cruyff, quien comandó su primer compromiso al frente del Rebaño.
Con más cambios de jugadores que emociones en las dos áreas, los dos equipos definieron al ganador desde la tanda de penales. Javier Hernández, abucheado por cientos de seguidores de Chivas y Atlas en las tribunas, entró al terreno de juego a falta de tres minutos para el final y no pudo tocar la pelota hasta el primer cobro de los once pasos, en el cual no falló. Los errores más bien vinieron del argentino Hugo Martín Nervo y Carlos Robles, elementos de los Zorros que sentenciaron la derrota de su equipo.
La victoria por 5-4 le dio al cuadro rojiblanco el pase a la final de la amistosa Copa Pacífica, en la que enfrentarán a los Leones Negros de la UdeG luego de que estos se impusieran 3-0 al Tapatío. Las anotaciones de los Melenudos fueron obra de Carlos Fierro y Jesús Alberto Ocejo, autor de un doblete. El único elemento del Rebaño que falló su cobro desde el manchón penal fue el joven Luis Rey, considerado una de las promesas en la zaga central para la próxima campaña.