La artista e investigadora Mayra Rojo explora en sus obras diversas técnicas; sin embargo, el eje fundamental siempre ha sido el dibujo. Cuando comienzo a hacer textil, incluso objeto intervenido, siempre ha sido la materialidad de la línea; de pronto lo gráfico, como parte de la capacidad de todo ser humano de marcar y registrar. Para mí, el dibujo es esa parte de un gesto equis, incluso. Toda la exploración que he hecho en torno a las materias que uso tiene que ver con una reflexión sobre lo dibujístico.

La reverencia de Rojo por el dibujo se hace evidente en la obra incluida en Adorables, exposición de 20 piezas realizadas en varias técnicas, montada en el restaurante Álvaro. Constituida por piezas de tres series, es en Transmutaciones donde más se percibe el delicado trazo de la artista. Las otras series son Oración al cuerpo breve y Reliquias.

Habrá quien no esté de acuerdo respecto del dibujo: “Quizá lo conciba como parte de un proceso para llegar a otras técnicas más específicas, como la pintura, la escultura o el grabado. Al formarme en esta última área siempre tuve la necesidad de ubicar el dibujo no sólo como parte de un proceso, sino que esto podría recaer después en otro tipo de materialidad.

Que el dibujo no termina en un trazo sobre papel, sino que justamente es como una potencia. Es el gesto que hace cuerpo. Obviamente, es diferente en términos de la pintura; sin embargo, me permite abrir el campo visual a uno más táctil, por ejemplo, con el textil, que, para mí, es una trama de líneas, en primera instancia, aunque también de materialidades. Esto, pues, hace un tejido, o una noción de dibujo, más allá de lo bidimensional. Cuando tomo la idea y la práctica de que el dibujo se hace con todo el cuerpo a manera de acto corporal.

De la serie Transmutaciones surge el tema de Adorables: “La materialidad gráfica de la noción de esta exposición de pronto está en este lindero entre algo muy cursi, quizás, entre lo femenino, lo infantil, aunque también en el formato de lo imaginario. Por otro lado, está esta otra parte de lo adorable en términos de una materialidad más simbólica, vinculada con ‘lo que se adora’, y sagrada hasta cierto punto.

Había este uso de la palabra, de la referencia, aunque sobre todo de mis procesos de exploración, que tienen que ver con la ciencia. A diferencia de otros proyectos, de éste me interesaba su materialidad en sí, desde la ilustración, con este juego de ensambles, formas, la yuxtaposición con las flores, por un lado, y por el otro, los insectos, que me llevan a las relaciones de lo adorable, pero desde el amor o la muerte, temas que trabajo poco en mis investigaciones de ciencia y arte.

La pieza de mayor dimensión de la muestra, Oración al cuerpo breve (2024), que titula una de las tres series, consiste en un ensamble de guantes blancos sobre tul y texto. Aquí, Rojo trabaja la idea de textil ensamblado. No trabajo con técnicas tradicionales, por ejemplo, de telar, sino más bien un ensamble. En este caso, creo con formas prefabricadas, como los guantes sobre tul o el pasador para cortinas. El texto fue extraído de fuentes existentes, como libros de oración de Santa Lucía, de la oración de la Santa Sangre de Cristo y, por otro lado, un viejo volumen publicado por la Secretaría de Educación Pública con una lectura particular que he trabajado sobre el proceso de colonialismo. Va cargado de la idea de lo prefabricado, que se resignifica mediante la palabra, así como la idea de oración, que apela a qué tipos de prácticas adoramos.

Rojo se formó en la ahora Facultad de Artes y Diseño, además de ser bailarina. Después, se especializó en historia del arte. Como investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana plantel Xochimilco, trabaja la relación interdisciplinaria entre ciencia y arte. Es integrante del Sistema Nacional de Investigadores.

La exposición Adorables permanecerá hasta el 29 de diciembre en el restaurante Álvaro (Morelia 35, colonia Roma). Habrá algunas actividades paralelas.

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