La tecnología ya no es una herramienta, sino la música en sí misma, piensa Pablo García Valenzuela, compositor mexicano que acaba de desarrollar instrumentos virtuales para conciertos en vivo a través de sistemas tridimensionales de audio.

Esos sonidos serán para Kontakt, librería de instrumentos virtuales que en las dos últimas décadas han estado tras la creación de las bandas sonoras de las películas más taquilleras y los mayores éxitos de la música internacional, lo que hará que ejecutantes de cualquier parte puedan usarlos para nuevas creaciones.

Al mismo tiempo, y tras presentarse en algunos festivales, mostrará su Sinfonía tridimensional Acusmática, No. 1, Surrogata, que representa esos instrumentos de orquesta grabada, sonidos electrónicos y audio tridimensional sampleados y controlados por medio de interfaces de teclado y pads de percusión MIDI.

García Valenzuela actuará en octubre próximo en la SAE Institute Mexico, plantel 2.

Nacido en la Ciudad de México en 1973, estudió la licenciatura en teoría musical, piano y composición en el Centro de Investigación Pedagógica Musical (CIEM); una maestría en composición en la Universidad de Hertfordshire, Inglaterra, y un doctorado en música electroacústica en la City University, de Londres. Fue becado por el Consejo Británico y desde 2011 forma parte del Sistema Nacional de Creadores de Arte de México (SNCA).

También hizo un posdoctorado en sonido multicanal creativo en el Laboratorio de Acústica y Vibraciones de la UNAM.

Librería

El compositor, con alma de científico que se dice adicto a la música, trata de explicar con lenguaje humano sobre sus instrumentos intangibles:

Es una colección de 16 instrumentos de los que unos son de sampleos orquestales, otro es una batería tridimensional, uno más es una resampleo de sonidos electrónicos, y otra parte es de sonidos de objetos prehispánicos mayas y mexicas. Todo junto hace una sola librería, que en este caso se llama NAFF 3D Instruments-SPAT Curve. Por ahora es la primera que se va a publicar para las nuevas versiones de Kontakt (de Native Instruments), relata.

“La idea es que esos instrumentos reaccionen en vivo. La batería tiene dos tarolas y todo el tiempo es tridimensional –agrega–. Si tocas los tom suavemente, sonarán al frente de la audiencia, pero si lo haces fuerte comienzan a dar la vuelta aleatoriamente alrededor y por arriba del púbico. El baterista en vivo puede decidir tocar espacialmente o al frente y cambiar y combinar, o como se le dé la gana. Esa es la esencia de mis instrumentos.”

Sus obras se caracterizan por el uso extremo del ritmo, el virtuosismo instrumental, el diseño electroacústico, el surrealismo sonoro y la espacialización multicanal de sonido en relación con el instrumento acústico. Estas loqueras estético-sonoras las ha presentado en por lo menos 14 países en festivales y programas de radio; también ha publicado discos compactos en Francia, Italia, Inglaterra, Alemania y México.

Actualmente se dedica a componer música tridimensional, y es uno de los primeros en México y el mundo dedicados a este formato.

Hablar de música tridimensional parece tecnológico pero él simplifica la idea: Es música usando sistemas tridimensionales de audio. Algunos la llaman inmersiva. En el mundo académico, que es del que vengo, se le llama multicanal. Se trata de sonido en movimiento, la yuxtaposición de espacios acústicos, el uso de las artes de grabación como fin, el surrealismo que te permite la grabación.

Agrega: “Con el audio tridimensional eres incisivo en el escucha, porque el sonido le llega por atrás, los lados, arriba… ya dependerá de la experiencia de éste y del compositor de usar los momentos adecuados para que el sonido se mueva, pero, para decirlo terrenalmente, es sonido en movimiento, que tiene otra connotación: su mayor calidad, porque nuestros oídos son tridimensionales. Entonces, los sistemas estereofónicos normalmente son frontales. El audio tridimensional es una mejor fotografía del sonido.”

Un bebé robot

Para experimentar, navegar o fluir con esas nuevas formas de música, creó su nave a la que nombró NAFF, que significa Nueve Ángulos para Forte (por sus siglas en inglés). Es mi bebé. Se construyó con apoyo de becas y de mí mismo, y fue una pasión realizarlo. Pasión ciega, comparte.

Creó su primer estudio en 2009, en su propia habitación. En 2015, en la azotea de su casa, hizo algo más profesional a través de una beca que le permitió seguir explorando y crear un estudio de música tridimensional de 17 canales de audio con grabación de alta calidad para música clásica, contemporánea y rock experimental; con diseño para experiencias inmersivas de audio y música, es decir, el NAFF.

“Me gusta inventar. Es importante proponer cosas de adentro hacia fuera –declara–. Se nos olvida que un piano es un invento, que no fue algo que se encontró en un bosque. Es una gran tecnología. El hecho de que no use electricidad no significa que carezca de tecnología. Es una máquina compleja. Con la electrónica, la electroacústica, la concreta, yo veo todo. Es también un invento; es la posibilidad de síntesis, de crear nuevos sonidos que jamás hemos escuchado. El sampleo te permite crear paisajes que no escucharías caminando por la calle, y el sampleo procesado… esa tecnología es, en sí, misma la música. Estamos acostumbrados a que la materia prima de ésta –habitualmente– es una cuerda o una columna de viento vibrando. Tiene mucho poder sobre nosotros, sí, pero no es lo único que existe.”

Subraya que la tecnología debe permitirnos crear nueva materia prima para nueva música. En ese sentido, estoy muy orientado a la tecnología porque si bien estoy de acuerdo en que se puede hacer algo nuevo con una orquesta sinfónica, un chelo o un piano, soy más seguidor de que si quieres nuevos sonidos, necesitas tecnología porque ésta es la nueva materia prima.

En el ámbito de la música tradicional, el trayecto de este artista-inventor comenzó cuando de niño escuchó la marimba de unos soneros que lo hipnotizó. Luego sintió el tom de una batería. Esos fueron los momentos que me empezaron a hacer adicto a la música tradicional.

En la parte tecnológica la música grabada terminó enamorándolo del sonido a través de las bocinas, de las artes de la grabación. Cuando iba a un concierto sonaba distinto y me molestaba, señala García Valenzuela, quien siguió con su pasión por las artes de la grabación, la tecnología musical, la electroacústica y la acusmática.

Empezó con el rock (es integrante del grupo mexicano-estadunidense progresivo Sonus Umbra) y se movió a la música clásica; luego, a la tecnología con la electroacústica como arte sonoro; música experimental y a combinar todo, que es lo que hace hoy día: diseño de sonido, sonido abstracto, música instrumental y rock experimental.

Pablo García Valenzuela presentará su Sinfonía tridimensional acusmática, No. 1, Surrogata, en SAE (Campus 2), ubicada en Fernando Montes de Oca 126, colonia Condesa, en octubre próximo. Entrada libre.

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