Las promesas en el deporte cobran un sentido especial cuando se cumplen en memoria de un ídolo. Dave Roberts, mánager de los Dodgers de Los Ángeles, pudo hacer rea-lidad el deseo que le dedicó al mexicano Fernando Valenzuela tras su fallecimiento hace una semana. Descansa en paz; ¡Lo ganaremos solamente por ti!, escribió en sus redes sociales, quien ayer desde el banquillo guió a la novena angelina a conquistar la Serie Mundial al imponerse 7-6 en el quinto juego a los Yanquis de Nueva York (4-1)

En muchas ocasiones, las historias en el beisbol brindan múltiples alegrías por las hazañas de los protagonistas en el diamante, pero en algunos casos adquieren una trama melancólica en su desenlace. El Clásico de Otoño de este año tuvo esos tintes desde el comienzo de-bido a la muerte de uno de los grandes ídolos de la novena angelina, quien recibió un homenaje al abrir la serie en el Dodgers Stadium, que fue abarrotado para despedir entre aficionados, familiares, directivos y personajes célebres al causante de la Fernandomanía.

Siento que Fernando era un hermano mayor para mí, un jugador increíble y una persona muy importante, lo voy a extrañar de por vida y espero que esté feliz y contento por su familia, dijo Roberts en conferencia de prensa antes de las finales.

Con la victoria de ayer, los Dodgers obtuvieron su octavo cetro de las Grandes Ligas, de los cuales, tres de ellos tuvieron destacadas actuaciones de peloteros mexicanos. Valenzuela fue parte de las novenas en 1981 y 1988, mientras en 2020, Julio Urías fue pieza fundamental para conseguir el título.

En contraste, los Yanquis no se coronan desde 2009, aunque en los enfrentamientos entre ambos conjuntos en Serie Mundial, los Mulos de Manhattan mantienen ventaja al imponerse en ocho de 12 ocasiones, mientras los Dodgers salieron victoriosos en cuatro.

El icónico número 34 de El Toro Valenzuela ha presenciado dos veces la conquista de la Serie Mundial frente a los del Bronx. En 1981, aquel símbolo se inmortalizó en la franela de El Toro de Etchohuaquila lanzando desde la lomita con tan sólo 20 años, mientras ayer en Yankee Stadium, ese emblemático dígito fue espectador de un nuevo título de la novena de Los Ángeles acompañando a cada pelotero del equipo de sus amores con la insignia en sus camisetas, a dos días del aniversario de su nacimiento.

Durante el duelo, Freddie Freeman, el héroe en esta Serie Mundial y jugador más valioso, había sido contenido por los buenos lanzamientos del abridor Gerrit Cole de los Yanquis, hasta que en la quinta entrada, un rally de cinco carreras por dos hits empató el juego, tras un doble del dominicano Teoscar Hernández.

El juego arrancó con un Cole intratable, al contener el poder del madero del astro japonés Shohei Ohtani y del propio Freeman. Con la motivación del triunfo del duelo anterior, el estadunidense Aaron Judge y el de Bahamas Chisholm Jr, conectaron par de vuelacercas para ponerse con ventaja en la pizarra.

La lesión en el hombro de la estrella japonesa, quien arribó este año a los Dodgers como el pelotero mejor pagado en la historia, evitó que brindara memorables actuaciones en los últimos duelos por el campeonato, aunque no fue necesario para que levantara su primer título de la liga. Roberts, por su parte, se convirtió en uno de los mánagers más ganado-res de la franquicia junto a la leyenda Tommy Lasorda.

Ante un repleto y aplastante estadio, las voces de los seguidores del Bronx se hacían presentes con mayor estruendo ante cada lanzamiento de Cole, quien ponchó a tres rivales en los primeros cuatro rollos impulsado por el apoyo de su público, que enloqueció con el tercer cuadrangular de la noche, proveniente del madero de Giancarlo Stanton. Antes, el mexicano Alex Verdugo bateó un sencillo al jardín derecho para que Anthony Volpe anotara.

Los constantes errores de ambas escuadras provocaron que el marcador cambiara de bando con el transcurrir de cada entrada, y al avanzar el duelo en Los Ángeles acariciaban un nuevo galardón.

En el cierre del sexto capítulo, un elevado de sacrificio al jardinero central Stanton permitió la anotación de Juan Soto, quien puso de nuevo a los Yanquis con ventaja de 6-5. Para el siguiente rollo, el pitcher Clay Holmes entró en relevo de Cole para enfrentar el final del partido.

Tras el último out, los jugadores de los Dodgers celebran jubilosos. Foto Ap

Para la octava entrada, Gavin Lux bateó también un elevado de sacrificio con lo que el puertorriqueño Enrique Hernández anotó y minutos después, Mookie Betts hizo lo propio para que Tommy Edman marcara el 7-6. Con dos hombres en base para los Mulos de Manhattan al cierre del capítulo, el lanzador Blake Treinen evitó que consiguieran hacerse presentes con puntos al conseguir el tercer out.

El nerviosismo e incertidumbre estuvo presente hasta el último episodio, en el cual también con dos a bordo, Mark Leiter Jr le dio una última esperanza a los Bombarderos del Bronx. Pero ya en el final y con Verdugo al bate obligado a conectar para extender el duelo, Walker Buehler concretó el out del triunfo, que se dio en medio de un contexto de homenaje a uno de los peloteros más representativos en la histo-ria de la franquicia, como fue El Toro de Etchohuaquila.

Valenzuela fue excepcional por múltiples razones. Ni siquiera tenía el aspecto de un atleta como los que hoy dominan en las Grandes Ligas. El Toro era un joven moreno, robusto y melenudo que bien pudiera ser el primo de un mexicano promedio.

El escritor mexicano-estadunidense Michael Jaime-Becerra publicó para Los Ángeles Times que el impacto que tuvo en la comunidad migrante, o en sus descendientes en aquel país, fue decisivo en la construcción de una identidad positiva. El también profesor universitario cuenta que de niño sentía una cálida familiaridad al ver a un beisbolista que se parecía más a su tío que a los peloteros que solía seguir en el campo de juego de aquel entonces.

Tras los acontecimientos posteriores a su muerte, aún queda la incertidumbre por su ausencia en el Salón de la Fama, pese a que hace un año fue retirado su mítico dorsal, por lo que en noviembre de 2020, Valenzuela charló con La Jornada y cuando se le pregun-tó si le parecía injusto que su dor-sal no fuera retirado de los Dodgers, sólo aludió a una tradición en el equipo.

En esa institución sólo se habían cancelado los números de los peloteros que forman parte del Salón de la Fama. El sonorense no go-za de ese privilegio por cuestiones de fría estadística, es decir –dijo El Toro– que al parecer las cifras que tuvo no les parecían suficientes para incorporarlo.

Nadie lo ha usado después de mí en el equipo, respondió a La Jornada en aquel entonces; para Dodgers hay una política: ingresar en el Salón de la Fama para que se haga ese homenaje. Ya han pasado muchos años para ser elegible y sin embargo no me han votado. Eso no es importante, no tanto como ser recordado por la gente, porque ahí sí tengo un premio que pocos gozamos.

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